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FILOIDEAS

~ Mis opiniones, ideas y cuentos escritos en Israel

FILOIDEAS

Publicaciones de la categoría: Cuentos Breves

La sinrazón de ser

31 sábado Ago 2019

Posted by cindyisrael in Cuentos Breves

≈ 4 comentarios

Etiquetas

adultos, ancianos, bar, cuento, depresión, discusión, hombres, injusticia, jóvenes, montaña, mujeres, niños, pelea, razón, sinrazón, suicidio, tristeza

Nadie sabe qué motivo el intercambio de palabras entre Juan y Pedro que, hasta ese día, habían sido grandes amigos. Sólo puedo contar que poco a poco se transformó en una pelea de tal cariz, que llegó a escucharse en la otra cuadra del bar en el que estaban. Y no es que ellos tuvieran voces muy potentes, ni que usaran micrófono ni nada que se le parezca; sino que a medida que la discusión iba en aumento, la gente de alrededor por algún motivo desconocido sintió la necesidad de tomar partido por uno u otro. No importaba ni el tema por el cual discutían, todos lo desconocían, lo importante era apoyar al que cada uno creyera más débil. Después de todo, quienes allí estaban se consideraba una buena persona y no iban a permitir una injusticia. Así que lo que al principio eran sólo dos voces, se terminaron convirtiendo en decenas que formaban una sóla voz. Al principio de la charla entre ellos, trató de intervenir un personaje al que echaron de la mesa con malos modos y que quedó muy triste acurrucado en un rincón del bar sin que nadie se dignara a prestarle la menor atención. Era la Razón. Con la mirada humedecida miraba lo ocurrido. Tuvo algunos intentos de meterse entre la gente y dar su aporte, pero con la misma suerte ya acontecida. Sin animarse a mirar atrás, dejó el bar en busca de alguien que le diera la bienvenida.

Estuvo en parques llenos de niños con padres orgullosos, en museos de ciencia, en la universidad de filosofía y letras donde creía que le darían incluso preponderancia, se metió en las redes sociales y pasó por el Congreso de la Nación. Se acercó a niños, jóvenes, adultos y ancianos. Anduvo entre hombres, mujeres, hombres que se sentían mujeres y mujeres que se sentían hombres. Buscó entre diferentes oficios y profesiones. Pero siempre con el mismo trato recibido en el bar. Algunos ni siquiera se molestaban en echarla, simplemente ignoraban su presencia.

La Razón cayó en una profunda depresión, no había encontrado en el mundo a nadie que la valorara. Ni hablar ya de que la convocaran, ni siquiera se daban vuelta a mirarla. Sin un lugar dónde ir, sabiéndose sola y abandonada, caminó paso a paso hacia el pico más alto de la montaña más alta. Pensó que la vista desde allí sería maravillosa, que abarcaría tanto que le permitiría encontrar a la única persona que la buscara y la quisiera. Pero al ver que ese ser no existía, dio un pequeñó paso hacia adelante y se dejó caer. Ya nadie debería temer su molesta intervención. La Razón, había dejado de existir.

ISRAEL, ALLÁ VAMOS!!!!!

-©Todos los derechos reservados-

 

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NO VALE LA PENA

20 viernes Oct 2017

Posted by cindyisrael in Cuentos Breves

≈ 1 comentario

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abrazo, amigos, amistad, apoyo, cáncer, dolor, facebook, familia, incomprensión, miedo, odio, redes sociales, soledad

Rebeca y Margarita son amigas desde que se conocieron en el jardín de infantes. Vivieron muchas cosas juntas, guardaron secretos la una de la otra, fueron compañeras de travesuras en la infancia y confidentes en la adolescencia. Cada una fue testigo en el casamiento de la otra y cada una fue madrina del hijo mayor de la otra. Conocieron a quienes actualmente son sus maridos estando juntas, se casaron con apenas una semana de diferencia y quedaron embarazadas por primera vez al mismo tiempo. Ninguna de ellas se sintió nunca sola, porque sabía que contaba con la amistad incondicional de la otra.

Un día, Rebeca compartió emocionada y con entusiasmo en su muro de Facebook una foto en la que estaba dándole la mano al actual presidente de su país. Un hombre, según ella, que merecía un monumento porque era un gran político y mejor persona. Margarita tuvo que leer varias veces el mensaje y mirar la foto con detalle, intentaba ver si no era un fotomontaje. Se restregaba los ojos, estaba asombrada. Contestó al post con la incredulidad de quien conoce a la otra persona y le parece imposible que haya escrito algo así. Le dijo que no podía ser ella, que tenían que haberle hackeado la cuenta, que su amiga nunca apoyaría a semejante dictador populista y demagogo disfrazado de demócrata. Y ahí estalló todo. Rebeca reaccionó muy mal a ese comentario. Insultó a su amiga, la llamó ignorante, hueca, incapaz y cosas aún peores e irreproducibles. Margarita no salía de su asombro. Le dijo que no sabía quién era que se había apropiado de su cuenta, pero que lo iba a denunciar. Por cuidar a su amiga, le quiso mandar un mensaje de Whatsapp para avisarle. Para su sorpresa Rebeca la había bloqueado. Aún así no pensó mal de ella, supuso que le habían robado el celular y que así alguien había logrado entrar en su cuenta y escribir en su nombre. Así que llamó al teléfono de línea. La atendió su ahijado con mucha tristeza. Le dijo que no podía creer que su madrina le haya hecho algo así a su madre, que no volviera a llamar porque su mamá no quería saber más nada de ella. Margarita colgó el teléfono llena de dolor y sin entender nada de lo que estaba pasando. Luego descubrió que su ex amiga la había bloqueado en Facebook también.

Pasaron unos seis meses cuando Rebeca comenzó a sentirse muy mal. Notó unos bultitos en el pecho izquierdo, al lado de la axila. Se asustó mucho y pensó en llamar a Margarita para que la acompañara al médico, como siempre hacía cuando algo la asustaba. Entonces recordó que estaban peleadas y se sintió muy sola. No quería pedirle a su marido ni a sus hijos que la acompañaran, porque no quería alarmarlos. No sabía qué hacer. Cuando pasó lo de Facebook, algunos amigos le habían dicho que había exagerado, que Margarita no merecía esa reacción suya, que siempre había sido una buena amiga y que debería pedirle disculpas. Pero entonces Rebeca los insultó y bloqueó a ellos también. Pudo más su pasión política y su orgullo que los años de amistad y el enorme cariño que se tenían. Ahora estaba sola y asustada. No podía llamar a su antigua amiga, se sentía avergonzada y no sabía qué decirle.

Margarita se enteró de que le iban a extirpar un pecho a Rebeca casi por casualidad, cuando fue al hospital a acompañar a una sobrina que debía hacerse una ecografía por estar embarazada. Se cruzó con el marido de su ex amiga quien le contó la verdad con lágrimas en los ojos porque estaba preocupado y asustado. Le contó que su esposa la echaba mucho de menos y que lamentaba todo lo ocurrido. Mientras lo escuchaba, sentía mucho dolor y estaba dispuesta a pasar página, perdonar y acompañar a Rebeca en momentos tan duros… Hasta que el esposo dijo: si tan sólo vinieras luego de la cirugía y te disculparas con ella… Margarita sintió una profunda impotencia y sensación de injusticia. Respiró hondo para contenerse y le dijo que ella tenía su número y podía llamarla cuando quisiera, luego siguió su camino.

A pesar de la cirugía y el tratamiento de quimioterapia, Rebeca no logró vencer al cáncer. Cuando la operaron ya se había disparado hacia otras regiones de su cuerpo y, a los dos meses de la operación ya había hecho metástasis. Su marido no supo apoyarla y entenderla tras la cirugía y se separaron. Sus hijos se posicionaron al lado de su padre y ella se sintió incapaz de pedirle perdón a su amiga personalmente. Cuando se dio cuenta que le quedaba poco para morir, le escribió una carta a Margarita. En el sobre estaba escrito el número de teléfono de la destinataria y se la entregó a una enfermera para que a su muerte la llamara y se la entregara. El texto de la misiva era el siguiente:

Querida Margarita:

qué tonta y orgullosa he sido, y de qué poco me ha valido. Por defender a alguien que no era nada mío, pasé los peores y últimos días de mi vida sola y triste. Por supuesto, el Presidente jamás se enteró de mi dolor y aunque lo hubiera sabido, tampoco habría venido a acompañarme, consolarme y apoyarme como sólo vos sabías hacerlo. Ya lo sé, es tarde par pedir perdón, no puedo borrar ninguna de mis palabras ni mis acciones, que aunque pueda eliminarlas de mi muro de Facebook, sé muy bien que jamás se borrarán de tu corazón. Te lastimé, te hice mucho daño por dejarme guiar por mis pasiones. Caí muy bajo y perdí lo más preciado que tenía en mi vida, tu amistad. Alejé por el mismo motivo a otras personas y ahora me tengo que despedir por carta, porque soy incapaz de llamarte. No por orgullo esta vez, por vergüenza de mí misma. Espero que puedas perdonarme. Sabé que me voy pensando en vos y que te quiero. Con amor

Rebeca.

La enfermera conocía la historia, la propia paciente se la había contado para que ella no incurriera nunca en su mismo error. Así que la desobedeció. Llamó a Margarita, le contó brevemente la situación y le pidió que acudiera antes de que fuera demasiado tarde. No lo pensó, tomó sus cosas y corrió al hospital. La enfermera no le dio la carta. Entró a la habitación, Rebeca estaba tan cambiada, le costó reconocerla. Pero su sonrisa enorme cuando la vio demostraba que sin duda alguna se trataba de su amiga. Margarita no la dejó hablar, le dio un enorme abrazo. Luego Rebeca cerró los ojos, se fue tranquila, en paz y feliz de haberse podido encontrar con su gran amiga a tiempo. Entonces sí, la enfermera le entregó la carta.

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ESTILO INMIGRANTE

12 viernes May 2017

Posted by cindyisrael in Cuentos Breves

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antisemitismo, Argentina, ayuda, Buenos Aires, crisis, familia, inmigrantes, Israel, matrimonio, odio, pareja, solidaridad

    En Israel hay una hermosa costumbre. Cuando alguien cambia sus muebles o sus aparatos electrónicos, saca los anteriores a la calle para que pueda levantarlos aquel a quien les sirva. Hacen lo mismo con ropa, zapatos, bolsos, mochilas y valijas de viaje que ya no usan. Para todo lo relacionado con lo eléctrico hay un código, si ya no tiene arreglo posible se le corta el cable y así todos sabemos que quien debe llevárselo es el basurero. De esta manera, casi todos (pongo el casi por no ser absolutista pero no estoy segura de que no sobre) los que hemos llegado a Israel entre los años 2001 y 2003 empujados por las crisis argentina y uruguaya, nos hemos provisto de todo lo necesario y que nos faltaba. En nuestro caso, por ejemplo, nos abastecimos con: el microondas, la mesa del comedor diario, el escritorio de mi hijo menor y el ténder. Otras cosas, sabiendo que éramos recién llegados y que nos faltaban,  algunos prefirieron avisarnos antes de sacarlas a la calle y dárnoslas a nosotros. Así adquirimos: el modular enorme del living de origen italiano, la cama, el colchón, la cama de mi hijo mayor, la mesita ratona, los sofás y las sillas del comedor diario. Por eso, salvo que alguien haya podido renovar su mobiliario, es normal entrar a la casa de un inmigrante y encontrar variedad de estilos y colores. Creo que podríamos decir que hemos inventado un estilo propio, el estilo inmigrante. La historia que les voy a contar está basada en esto mismo que escribí a modo de preámbulo. Nunca ocurrió y muy probablemente no existan sus protagonistas.

    Filomena no era judía, es más, antes de conocer a su marido que sí lo era, era antisemita. De hecho nunca dejó de serlo y al único judío que no odiaba era a su cónyuge. Jamás soportó estar cerca de su familia política y, con artimañas, logró mantenerlos separados. Pero llegó la crisis del 2001, a él lo despidieron del trabajo y lo que ella ganaba no alcanzaba ni para los fideos diarios del mediodía. Supieron que Israel estaba dando ayudas especiales a los judíos afectados por la crisis y que decidían emigrar a sus tierras. A Filomena la idea no le gustaba ni medio, pero sin dinero ni visa alguna, no iban a llegar muy lejos a ninguna parte, así que no le quedó más remedio que aceptar. Para poder sobrevivir los días previos a viajar, vendieron todo lo que tenían: auto, muebles y hasta el lavarropas que ya tenía sobre él como cuatro arreglos. Llegaron como muchos otros al centro de absorción, que es un lugar donde le dan una vivienda por unos meses hasta que puedan ubicarse y encontrar algo propio. Su marido se adaptó rápidamente y tenía facilidad para aprender idiomas, así que antes de lo esperado había conseguido trabajo y pudieron mudarse. Claro, en el Centro de Absorción estaban equipados con lo que les dan allí, pero eso no se los podían llevar porque debía quedar para los siguientes inmigrantes ¿cómo equipar la nueva vivienda? Un vecino les regaló un colchón que ya no usaba y estaba como nuevo, para que al menos tuvieran dónde acostarse la primer noche. Pronto todos los vecinos se enteraron. Uno les dio la cama, otro les dio un televisor que había sido de su madre ahora fallecida y ya no necesitaba, la del piso de abajo les dio el felpudo de entrada y hasta la conserje les regalo un juego de platos y cubiertos. Compraban la comida del día, hasta que el jefe del esposo renovó su heladera y les dio la que ya no necesitaba. Poco a poco, entre tantos regalos y lo que fueron encontrando, tuvieron una de las casas mejor equipadas del vecindario. Su marido se sentía agradecido y feliz, tenía la esperanza de que Filomena cambiara su posición respecto a los judíos y a Israel luego de haber sido tan bien recibidos. Pero se equivocó. Su mujer armó un blog donde colocaba fotos de Israel y comentaba sobre su experiencia en el país. Él no sabía de dónde su mujer tenía tanto odio y cómo era posible que hasta lo más positivo que les ocurriera, ella lo transformara en algo malo y humillante. Escribió por ejemplo: » nunca imaginé que irnos del país que nos vio nacer fuera para transformar nuestras vidas de manera tan deplorable. Para vivir como una pordiosera, no necesitaba venirme tan lejos de mis seres queridos». Sus «seres queridos» les dieron la espalda cuando no tenían ni para comer, Nadie los acogió en su casa sabiendo que ya no les quedaba dinero para pagar el alquiler y si no hubiera sido por lo rápido que se movió la Agencia Judía, probablemente tendrían que haber ido a vivir abajo de un puente. Pero Filomena no contaba eso. En sus escritos destilaba tanto odio y dolor, que su familia, espantada, empezó a insistir que regresaran. Nada hubiera ella querido más que eso, pero las condiciones no estaban dadas. Mientras tanto, cada día, horadaba el cerebro de su marido para que ahorraran para volver. Cuando lograron, endeudándose, ahorrar un poco de dinero y vendiendo nuevamente todo lo que tenían (y que a ellos se los habían regalado) al fin se salió con la suya. Sin que sus frentes llegaran a marchitarse, volvieron a su Buenos Aires querido. Ninguno de los parientes que les insistió que volvieran los ayudó, sólo la familia de él y dándoles alojamiento en un departamento de un ambiente que tenían vacío, sin amueblar y teniendo que dormir en el piso. Su esposo añora su vida en Israel y cuando lo menciona, ella responde: al menos acá no somos mendigos. Su esposo no aguantó más, se separó y se volvió a Israel. A los pocos meses, Filomena llamaba a su puerta y nunca más volvió a Argentina.

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-Mi Buenos Aires Querido-

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SOÑAR DESPIERTA

26 jueves Ene 2017

Posted by cindyisrael in Cuentos Breves

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abandono, agua, ala, avión, burro, caballo, campo, Ciudad, deshabitada, embajada, español, familia, gallinas, huevos, idioma, leche, mar, nieve, onírico, ovejas, país, patos, playa, presidente, soñar, sueño, vaca, vecinos, volar, zanahoria

Supongo que no soy la única a la que le pasa, en mí es normal, despertarse y seguir el sueño ya despierta. Eso me pasa cuando el sueño es muy interesante, me inquieta o me llama la atención por algún motivo. Pero esta mañana fue distinto. Luego de apagar el despertador, cuando me quité el cobertor de encima, conforme a lo que estaba soñando, en lugar de poner los pies en el suelo salí volando por la ventana cual ave. No fue algo que pude controlar ni decidir. Simplemente ocurrió. No tuve tiempo ni de cambiarme, ni de abrigarme, ni siquiera de ponerme algo en los pies.

     Lo peor de todo, más allá de la incredulidad de estar viviendo semejante situación, es que sufro de vértigo. Así que no es difícil de imaginar cómo me sentía a una altura superior a la de los árboles, sin tener control de la situación, con mareos y náuseas. Esto de volar para mí no tenía nada de poético ni deseable. Jamás viajé en avión justamente por mi miedo a las alturas, nunca subí a un mirador ni escalé montañas. Y heme aquí, nada menos que a mí, volando.

     Pero lo que estaba viviendo no era sino el comienzo de las sorpresas del día. A la par que sentía frío en los pies, visualicé un paisaje muy extraño. Juntos era posible ver: un paraje nevado, al lado de una playa con un mar muy similar al Mediterráneo y un bosque de arrayanes. Pensé que era un buen lugar para aterrizar, sobre todo en la playa. Aunque supuse que dado que estaba al lado de la nieve, el mar estaría sumamente frío. En esas lucubraciones estaba, cuando una fuerza desconocida me impelía hacia el mar con suavidad y delicadeza. Contrario a lo que yo pensaba la temperatura del agua era cálida y con el frío que habían sufrido mis pies, no me daban ganas de salir, aunque sí de recostarme. Empecé a entender como funcionaba todo esto, bastaban mis deseos para cambiar lo que vivía. De repente, la misma fuerza que me había hecho aterrizar, con el mismo cuidado, me empujaba hacia atrás, hasta quedar flotando boca arriba. El sol junto con el mar me proporcionaba el calor buscado. Daban ganas de quedarse ahí para siempre, aunque mi curiosidad era más fuerte y bastó sentirla para moverme hasta la orilla, incorporarme y empezar a caminar sobre la arena. Yo no elegí la dirección, simplemente me dejaba llevar. Pasando por el paisaje nevado llegué a una pequeña ciudad desierta. Todo era moderno, y a la vez estaba abandonado. A pesar de estar ya sintiendo hambre y sed, no me detuve ni un momento, mi intriga era mayor y, sin poder evitarlo, seguí andando. Lo siguiente, para mí era más esperable que todo lo demás, fue llegar al campo. Allí los animales estaban solos. Se abastecían a si mismos. La vaca se ordeñaba sola. Las ovejas se trasquilaban unas a otras. El buey tiraba sólo del carro, las gallinas recogían ellas mismas los huevos y los patos ayudaban con el sembradío ¿Qué habría pasado con los campesinos? Mientras lo pensaba y seguía caminando sin detenerme, un caballo me trajo una zanahoria y un burro un balde con agua fresca. Todo lo consumí sin pararme un instante y dándoles las gracias.

     Pero se ve que no todo estaba supeditado a mis deseos, porque muy a mi pesar y suspirando con desesperación, volví a elevarme muy alto y a volar. En ningún momento retrocedí. Yo pensé que eso significaría que estaría volviendo a casa y me sentí ilusionada. Mas no, en absoluto era la intención de aquello que me manejaba cual títere a su antojo. Para empeorar mi malestar, aumentó mi velocidad. Ésto, más que la continuación de un sueño, se estaba volviendo una verdadera pesadilla. Para mi asombro y sin poder remediarlo, me quedé dormida mientras volaba…

     Cuando desperté, estaba recostada en el ala de un avión. Todos los pasajeros me miraban con incredulidad, si yo misma no entendía, menos ellos ¿cómo había llegado hasta ahí? Note que el avión descendía y aunque en medio de todo eso pareciera aún más extraño, yo pensaba que no tenía cinturón de seguridad que ponerme. Cuando aterrizamos el alboroto fue mayúsculo. Un montón de gente me rodeaba hablándome en un idioma que no entendía. Yo sólo atinaba a llorar con desesperación. Me llevaron a una oficina y alguien me alcanzó un té, unas galletitas y me hicieron gestos de esperar. No fue mucho lo que aguardé mientras me alimentaba. De repente, por la puerta, entró alguien que hablaba y entendía español. El alivio fue tan grande que empecé a llorar otra vez, con ese llanto que sale cuando una descarga tensiones. Me dijo que me tranquilizara, que nadie me acusaba de nada. Que los propios pasajeron comentaban asombrados como había llegado volando hasta el avión. Pobrecita, debía estar muy cansada y por eso me recosté en el ala. Lo único que todos querían saber, era cómo había logrado volar y por qué mi peso no había desnivelado el avión. Empecé a llorar de nuevo, ahora de impotencia, porque no tenía la explicación que me solicitaban y que a mí también me hubiera gustado tener.

     Llamaron a mi embajada, escucharon toda mi explicación sin sentido y, como si aún pudieran haber más sorpresas, lo increíble es que me creyeron. Me consiguieron la habitación de un hotel para descansar y al día siguiente me subieron a un avión rumbo a mi país. Cuando llegué, la prensa a pleno me estaba esperando y un coche presidencial me invitó a subir. El presidente mismo estaba adentro y me agradeció, porque debido a mi aventura, mi país que siempre había sido el último orejón del tarro, era ahora mundialmente famoso y todos querían empezar relaciones comerciales con nosotros. Me dejó en la puerta de mi casa, donde mi familia y los vecinos me estaban esperando, emocionados y preocupados por mí a la vez. Pero entendieron mi cansancio y, acompañándome porque ya estaba muy mareada, me llevaron hasta mi habitación donde volví a dormirme. Pero lo que soñé esta vez, ya no lo recuerdo.

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-Barcelona onírica. Tomada por mí en Barcelona, España en el 2012. © Todos los derechos reservados.-

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PROFESIONAL DEL CHISME

29 miércoles Jun 2016

Posted by cindyisrael in Cuentos Breves

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blog, chisme, chusma, confianza, cuento breve, periodistas, profesional, todo sobre tu vida, vecinos, vida

Profesionales del chisme, no son como muchos creen esos pseudoperiodistas que se dedican a ventilar la vida privada de los famosos. Puede que hagan muy bien su trabajo de investigación (sería genial que tan gran capacidad la usaran para ayudar a la justicia), que no se les escape ninguna información de las que ellos consideran relevantes, pero están lejos de ser verdaderos profesionales del chisme. La única que puede merecer ese título de quienes he conocido, es Marinela Artiaga. Única en su especie. Sólo yo sé sobre su esmero, tenacidad, inteligencia y capacidad para esta labor. Y únicamente porque un día, necesitando compartir con alguien sus logros, me lo confesó todo, con lujo de detalles. Ahora puedo compartirlo con ustedes, porque lamentablemente, tan minuciosa mujer, ha fallecido y en nada le afecta ya que divulgue su secreto.

Marinela era una mujer sencilla, agradable en el trato, discreta ante todo el mundo. Nunca una palabra subida de tono salió de su boca, jamás participó en discusiones estériles, era mujer de pocas palabras, sólo las necesarias y tenía una gran capacidad para escuchar. Eso hacía que la gente la considerara una persona confiable, a quien se le podía contar todo sin que lo desparramara por ahí. De esta manera, acumuló muchísima información de la vida privada de quienes confiaban en ella, sus amigos, parientes, vecinos, compañeros de trabajo y hasta comerciantes que los abastecían. Tenía en su casa una caja fuerte donde guardaba muchísimos cuadernos, perfectamente clasificados, con todo lo que anotaba acerca de los demás.

Pero la señorita Artiaga, que seguía siendo señorita a sus 57 años (edad que tenía cuando me contó todo esto), era sumamente inteligente. Ella sabía que siempre habría gente interesada en saber sobre la vida de los demás, pero que no podía divulgar todo lo que sabía de manera directa. Si lo hacía, la gente dejaría de confiar en ella. Así que se abrió un blog con un seudónimo, bloqueó la IP para que no pudieran rastrearla, y fue subiendo poco a poco todo lo que le contaban. Pero además, tomaba la precaución de publicarlo entre dos y cuatro meses después de que se lo hubieran contado, para que no pudieran relacionar con ella tal divulgación. No sólo eso, sino que hasta contó cosas privadas de su propia vida (que ya estaban pasadas en el tiempo y no le importaba que se supieran), para erradicar toda sospecha. 

En una ocasión, a través del privado de su Facebook, un vecino la contactó y la encaró preguntándole si ella era Agustina Sanabria o si la conocía. Respondió que no tenía la menor idea de quién le estaba hablando. Su interlocutor le dijo que era la escritora de un blog que se había hecho muy popular llamado TODO SOBRE TU VIDA y ahí, Marinela no siguió dando negativas. Para su disgusto, así le respondió, ella conocía dicha página de Internet. Un amigo le había mostrado que habían escrito sobre ella y le había mandado el enlace. Se lo compartió a su vecino, que de esta manera, despejó toda duda sobre su persona. Se disculpó y le explicó que la inquietud se debió a que a ella era a la única persona que le había confiado esas cosas de las cuales nadie más sabía. No entendía cómo la tal Agustina pudo haberse enterado. Marinela hizo gala de su famosa sencillez y simplicidad diciéndole que no tenía ni idea, que ella no entendía mucho de esas cosas. El hombre no sólo se quedó sin argumentos para acusarla, sino que no sabía ya como pedirle perdón y siguió confiándole sus asuntos. Con él fue más prudente y dejó pasar aún más tiempo antes de volver a escribir sobre su vida.

Tan singular y retorcida mujer, falleció joven, a los 68 años. Fue atropellada al cruzar la calle por un conductor borracho que se pasó el semáforo en rojo. No murió enseguida, sino en el hospital, luego de una operación que resultó inútil. Antes de fallecer, previendo su final, me dio la clave de su caja fuerte. Me pidió que quemara todo el material que tenía allí guardado, me lo hizo prometer. Cuando ella contaba las confidencias, ya no había peligro para la intimidad de nadie. Pero si llegaba a ser leído por alguna otra persona, ella no sabía el desastre que podía ocasionar. Cumplí con mi promesa, no sin antes buscar si tenía algo escrito sobre mí. Cinco cuadernos. Al final había una nota dirigida a mi persona:

Sabía que no aguantarías sin buscar si había escrito sobre vos, claro que lo hice. Pero si entrás al blog, verás que como en mi caso, sólo escribí meras trivialidades que en nada te comprometen, para que tampoco sobre tu persona cayeran sospechas. Te recomiendo de todos modos, también quemar tus cuadernos. Te quiero mucho, como a  la hija que nunca tuve.

Las última líneas quedaron borroneadas por mis lágrimas. La voy a extrañar, nadie sabe lo inteligente que era esa mujer, ni una de las 155 personas que asistieron a su funeral y a su entierro. Aún hoy la recuerdan con cariño y no sospechan de ella, a pesar de que en el blog no se ha escrito más. Y es que tuve la precaución, por pedido de Marinela, de bloquearlo antes de que falleciera, aduciendo que había sido denunciado y detenido el responsable de TODO SOBRE TU VIDA, cuyo autor en realidad era un hombre.

El tiempo pasó, y aunque quisiera que todos la recordaran con el cariño que siempre le tuvieron, sentí que debía contarlo para rendirle un homenaje a su gran inteligencia. No vaya a ser que alguien me crea chismosa.

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PUEDE PASAR

24 sábado Oct 2015

Posted by cindyisrael in Cuentos Breves

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aborígenes, Argentina, cuarteles, derechos, derechos humanos, extrema derecha, extrema izquierda, gobierno, hospitales, indígenas, insumos, militares, ministro de defensa, policía, presidencia, reclamos, reivindicaciones, terror, terrorismo, terroristas, tierras, víctimas

Aquel día amaneció como siempre, más temprano para los agricultores, los panaderos, los operarios; un poco más tarde para los estudiantes, los bancos, las oficinas, los comercios. Cada uno siguiendo su rutina diaria, quienes eran supersticiosos comenzaron el día levantándose con el pie derecho; quienes no, no se fijaban cuál pie debía tocar primero el suelo. El día amaneció agradable en todo el país, un poco más frío en el sur, más cálido en el norte y con mucha humedad en Buenos Aires. Nada, absolutamente nada, llevaba a pensar que ese día podía tener algo distinto al resto, que algo fuera de lo normal pudiera ocurrir, que en secreto se cocinaba un dolor inconmensurable.

El 12 de octubre, en muchas escuelas, se invitó a los representantes de algunas de las tribus indígenas que aún subsisten en Argentina. Se les solicitó que hablaran de su cultura, su lenguaje, su historia y se les pidió que enseñaran a los alumnos a realizar algunas de las maravillosas artesanías que ellos suelen crear para regocijo y admiración de los turistas. Cada niño volvió maravillado a su casa, contando que después de todo, los indígenas eran gente normal y mostrando la obra de arte que, con su guía, habían realizado. Los padres se sintieron orgullosos de sus hijos y les pareció estupendo y loable que en la escuela dieran lugar a la pluralidad y la enseñanza sobre las raíces del país.

No hacía mucho que había pasado la conmemorada fecha, pero sí habían pasado muchos años desde que representantes de las tribus argentinas se unieran para reclamar al Congreso de la Nación sus tierras que legítimamente les pertenecen. Nada lograron, apenas algo para tratar de conformarlos y que no molestaran más, pero insuficiente para la deuda histórica y moral que se tiene realmente con ellos. 

La imagen que siempre trasmitieron esas tribus al país, hacía dudar de los libros de historia. Gente tranquila, pacífica, trabajadora, que luchaban por sus derechos desde la legalidad ¿Cómo podía ser que algunos de ellos hayan sido en sus orígenes, orgullosos pueblos guerreros? Por eso, nadie esperaba lo que pasó y la sorpresa inicial, dio lugar a un dolor que todos imaginaban que nunca podría sanar.

Tres mujeres, vestidas a la usanza de su pueblo, se asomaron a la puerta abierta del autobús escolar. Le explicaron al conductor que la maestra de tercer grado de la escuela las estaba esperando, que les había dicho que por ahí pasaría el micro y que podrían subirse a él. Le preguntaron si le habían avisado y él confirmó que así había sido y que no había problema alguno. También el chofer sabía de la tranquilidad de esta gente. Conocía el esfuerzo para la subsistencia de estas mujeres y las admiraba. Era un orgullo para él transportarlas a su destino.

Fue en un semáforo, mientras el conductor hablaba por celular con su mujer pidiéndole que le comprara algunas cosas, la celadora estaba en la parte trasera del autobús retando a unos revoltosos alumnos que se ponían en peligro levantándose todo el tiempo y no quedándose quietos un instante, cuando las tres mujeres sacaron de entre sus polleras un arma de fuego cada una y comenzaron a disparar. Primero murió el chofer, luego la celadora y cuatro alumnos más. 10 alumnos fueron heridos, 3 graves , 5 medianamente graves y 2 leves. Las mujeres huyeron del lugar.

Al Qaeda hace años que tiene presencia en Argentina. Responsables del atentado a la AMIA y la Embajada de Israel, nunca se fue y siguió actuando en las sombras. En bosques escondidos adiestraron y alimentaron el odio ancestral de las tribus para que lucharan por lo que con justicia les corresponde. Los adoctrinaron y les enseñaron el uso de las armas, además de proveerlos de ellas.

El país entero se sumió en un profundo dolor, y antes de poder recuperarse del asombro, de la incomprensión del accionar de estas tres mujeres pertenecientes a tan pacífico pueblo (debía ser un caso aislado, no debe cundir el pánico), 2 hombres entraron en un supermercado. Estaba lleno de amas de casa, sobre todo de la tercera edad, ya que a esa hora las más jóvenes estaban trabajando o estudiando. Con sendos facones acuchillaron a 7 mujeres y huyeron antes de que les pudieran impedir la salida del local. 2 de esas mujeres quedaron muy graves, 1 murió y el resto quedaron con heridas moderadas. Se sumó al daño ocasionado, la rotura de cadera de algunas de ellas al caerse de muy mala manera ante el impacto.

Empezó a reinar la confusión, antes de que nadie pudiera poner su mente en orden, 5 ataques más fueron perpetrados en las ciudades de Córdoba, Rosario, Bariloche y La Plata. El Ministro de Defensa, ordenó a la policía poner más efectivos en las calles, pidió a la gente que estuviera alerta, que por el momento, si podían evitarlo, no salieran de sus casas. También pidió la colaboración del ejército y les pidió que estuvieran preparados para actuar en caso de necesidad.

Los noticieros de televisión, las radios y periódicos de todo el mundo se condolieron con Argentina por la situación terrible que estaban pasando. Los mismos que el día anterior habían condenado a Israel por defenderse y que consideraban a los terroristas palestinos como militantes luchadores por sus derechos, condenaban con espanto los ataques de las tribus indígenas. Los mismos que cada día torcían la historia de Israel para justificar lo injustificable, ahora decían que esta gente no podía venir a exigir luego de tantos años unas tierras que ya no eran suyas.

Cada nación del planeta, incluso los que antes en la ONU condenaban a Israel por no «devolverles» las tierras a los palestinos, ahora acusaban abierta y enérgicamente a los indígenas y exigían contundencia en la respuesta del Estado Argentino ante la terrible situación, ofreciendo incluso su apoyo militar si era necesario. 

Los días siguientes no fueron tan distintos. Hubieron más ataques. Pero la policía logró atrapar a 3 atacantes y matar a otros 3. La gente aplaudió el accionar de las fuerzas policiales que al fin actuaban a favor del pueblo. Los noticieros de todo el mundo vieron con esperanza el fin del terror en las australes tierras gracias a esta reacción sin duda tan adecuada para la situación que se estaba viviendo. Pero no fue así. El terror siguió aún por mucho tiempo más.

Los terroristas aborígenes no respetaban ideologías, edades, géneros, nada. Todos merecían morir si era necesario para poder recuperar lo que históricamente les pertenecía. Indígenas de otras naciones latinoamericanas, empezaron a actuar de la misma forma. Los hospitales argentinos empezaron a recibir más gente de lo esperable en situación de emergencia y ante la falta de insumos, muchos no podían ser atendidos como se necesitaba. Pidieron donaciones que empezaron a llegar de todos lados. En las camas de dichos nosocomios, habían tanto víctimas de la extrema derecha como de la extrema izquierda compartiendo la misma habitación. 

Los pseudoizquierdistas que hasta hace poco habían hablado en contra de Israel y a favor del terror palestino, ahora ya no podían justificar nada, algunos de sus compañeros estaban hospitalizados, parientes y amigos queridos. Se acabó su humanismo y, olvidando los derechos humanos que cada vez estaban más torcidos, empezaron a reclamar que no se apresara a los terroristas, se los matara en el lugar mismo.

Y pasó lo que nadie creyó que volvería a pasar. Se supone que los pueblos deberían aprender de sus errores, sobre todo cuando la historia es aún tan reciente y aún sangra en el alma de gran parte de su gente. Pero cuando la situación desborda, es muy difícil ser sensato, sobre todo cuando reina la confusión. Hay que tener en cuenta también, que Argentina, salvo unos pocos casos, no ha sido víctima constante del terrorismo. No sabe actuar en casos semejantes ni está preparada para ello. Por eso, la gente desesperada, volvió a tocar las puertas de los cuarteles.

Por primera vez, y sin que sirviera de precedente, Cristina Fernández de Kirschner debió reconocer su incapacidad para enfrentar la situación. No esperó a que la sacaran por la fuerza, dio de buen grado su sillón presidencial al General que se presentó en la Casa Rosada sin cita previa. Sin embargo, para que su honor no fuera mancillado, pidió ser escoltada por dos soldados, a fin de que la gente no supiera que ella había cedido la presidencia tan fácilmente. A cambio, el General le exigió que no hiciera declaraciones, ni a periodistas, ni en Twitter, ni en ninguna otro medio de Internet. Ella aceptó sin protestar. También se le impidió dirigirse al pueblo. No era momento para uno de sus graciosos discursos.

El estado de sitio fue declarado. Lo que había empezado como actos terroristas reivindicatorios se volvió una guerra civil. Aprovechando el estado caótico del país, que los militares no lograban terminar de ordenar, miembros de Daesh aprovecharon la situación e impusieron su presencia. Sus hachas empezaron a verse en distintos lugares de Argentina y en la falta de cabeza de algunos soldados. Ejércitos de otros países se apresuraron a colaborar. Pronto, las más grandes, hermosas y admiradas ciudades argentinas, se volvieron zonas de guerra, llenas de destrucción, muerte, sangre y amargura.

Finalmente, al cabo de algunos años, logró restablecerse la paz, se empezó a reconstruir el país y los militares nunca más dejaron el gobierno. Las tribus indígenas del país quedaron totalmente diezmadas, ya no quedaba nadie para reclamar nada. Los militares apresaron también a quienes eran sospechosos de colaborar con ellos y sin juicio previo ni pruebas suficientes, apresaron a muchos inocentes que también fueron torturados para confesar lo que nunca habían hecho. Las asociaciones de derechos humanos miraron para otro lado y volvieron a acusar a Israel de reacción desmedida ignorando intencionalmente lo que pasaba en Argentina.

Los militares no dejaron el poder nunca más, volvieron la censura, los desaparecidos y los exiliados, que eran mirados con repugnancia allá donde iban. Después de todo, si tuvieron que irse del país, será porque algo deben haber hecho.

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ROGELIO TIENE LA SOLUCIÓN

17 sábado Oct 2015

Posted by cindyisrael in Cuentos Breves

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asesinato, buenas intenciones, conflicto árabe israelí, diálogo, esperanza, ingenuidad, Jerusalén, Jerusalem, mediación, miedo, solución, terror, terrorismo, terroristas

    Rogelio es consultor independiente. Trabaja para encontrar soluciones a problemas de grandes empresas. Está convencido que un país es como una gran empresa a mayor escala y que quien es capaz de resolver problemas empresariales, tiene que poder resolver los que haya en los países también. Tiene 54 años, está casado gracias a la conciliación a la que lo obligaron cuando aún no existía el divorcio express. Con un mediador fue más fácil entenderse con su mujer, dialogar, llegar a acuerdos. Por eso él está convencido que no hay nada que el diálogo no pueda resolver. Quien ve al matrimonio hoy en día, no puede siquiera imaginarse que alguna vez hayan podido pensar en divorciarse y mucho menos que lo hayan intentado.

Desde que tiene memoria que ha escuchado sobre el conflicto entre árabes e israelíes. Sabe de hecho, que viene aún de bastante antes de que él naciera. Cree fervientemente que es un círculo vicioso que alguien tiene que poder cortar. Cada vez que lee la reacción de Israel ante los ataques terroristas, se agarra la cabeza y piensa que esa no es la solución, que así no resolverán nada.

En su cuenta de Facebook, Rogelio tiene contactos judíos, cristianos y musulmanes. Algunos viven en Israel, otros no. Muchas veces ha intentado llamar al diálogo. Cuando lo plantea, los musulmanes que están en contra del terrorismo le dicen que siga soñando, los extremistas le responden que no hay nada que dialogar y que la solución es que los judíos se vayan de Israel y los judíos le responden que con un terrorista no se puede dialogar, pero que si está convencido lo intente a ver qué pasa. Entre los cristianos hay quienes apoyan la visión de Rogelio y lo aplauden y algunos recuerdan que Israel tiene derecho a defenderse y responden con versículos bíblicos.

Rogelio metió todas las opiniones en un bol bien cortaditas en juliana, e hizo una magnífica ensalada. El resultado fue tomar todo lo que le han dicho como un desafío. Él pensó: si todos se quedan sólo con la idea de que el diálogo es posible o no, tiene que haber alguien que lo intente, y ese seré yo. Se preparó muy bien para conseguirlo. Estudió cursos rápidos por correspondencia de árabe y hebreo. Estudió por encima la historia de la región desde los dos puntos de vista. Se mantuvo informado con medios periodísticos diversos, consiguió una visa de turista, compró un pasaje para Ben Gurión con escala en Roma y armó su valija con toda la ropa de estación necesaria, algunos objetos imprescindibles, mapas, guías de turismo, ilusiones y mucha esperanza y se marchó.

Se alojó en el hotel Rey David de Jerusalem. Su idea era estar allí sólo un par de días, para luego alquilar un pequeño departamento. Luego de instalarse, antes de mudarse al lugar que había alquilado, se dirigió al conserje del hotel y mantuvo con él el siguiente diálogo:

R:- ¿Podría, por favor, indicarme el camino a Jerusalem Este, al barrio del cual suelen salir la mayoría de los terroristas?

C:- Claro que sí, caballero. Me parece muy bien que lo pregunte, no sea cosa de que se pierda y termine usted allí, con lo peligrosa que está la situación actual ¿Tiene usted un mapa para que se lo marque? Le marcaré también dónde está nuestro hotel para que lo vea más claro.

R:- Sí, claro que tengo. Pero no pregunto para evitar ir ahí, sino todo lo contrario. Quiero dirigirme hacia allí, alquilé un auto, así que puede usted marcarme la ruta más conveniente.

C:- ¿Es usted periodista o terrorista?

R:- Ninguna de las dos cosas, soy consultor- respondió ingenuamente, como si su carrera se opusiera a la posibilidad de querer asesinar a alguien.

C:- Si usted no es periodista, es terrorista, nadie con dos dedos de frente intentaría llegar hasta allí ahora si no lo es ¡¡¡SEGURIDAD!!!

R:- ¡¡¡No, no, no!!! No soy terrorista. Ustedes mismos me revisaron con el sonar, pusieron mi equipaje en la máquina de rayos X ¿Cómo podría yo meter un arma en algún lado? Simplemente soy un mediador.

C:- ¿Un qué?- El conserje no podía con su asombro.

R:- Un mediador. Una persona que ayuda a las partes en conflicto a llegar a un acuerdo.

C:- ¿Es esto una cámara oculta? Es una broma ¿no?

R:- No, en absoluto. Quiero ayudar a resolver el conflicto árabe israelí.

C:- ¿Es usted miembro de la ONU o de alguna organización de derechos humanos, acaso es representante del vaticano?

R:- No, sólo soy una persona común que quiere ayudar a resolver este conflicto que parece eterno.

C:- Entonces está usted loco. Nadie cuerdo intentaría semejante disparate ¿Está usted bajo tratamiento, se ha tomado hoy su medicación?

R:- No señor, yo sé que muchos no creen que se pueda dialogar con los terroristas y razonar con ellos, pero hoy demostraré que están equivocados.

C:- Es maravilloso que haya hoy en día aún gente que conserve la ingenuidad. Pero me disculpará que no lo ayude en su empresa, no quiero ser cómplice de su muerte. Así y todo, le deseo éxito por la cuenta que me trae y una larga y próspera vida.

R:- Muchas gracias, por sus buenos deseos, lamento que no quiera ayudarme. Pero ya verá, en los libros de historia del futuro, se hablará de mí.

Mientras Rogelio se iba lleno de tristeza por un lado pero sin perder la esperanza por el otro, el conserje contó a sus compañeros las intenciones de aquel esperanzado hombre y todos lo miraron irse con curiosidad, preocupación y tristeza. No encontró a nadie dispuesto a ayudarlo, nadie quería sentirse cómplice de su muerte. Así que no le quedó más remedio que manejar e intentar llegar dando vueltas y guiándose con una brújula (hasta el GPS se negaba a guiarlo).

Rogelio logró después de muchas vueltas y esfuerzo su cometido. Llegó al barrio buscado. Era tarde, de noche ya. Nadie más que no viviera en el barrio se atrevería a meterse en él a esa hora. Pero él sí. Su propósito, que sabía loable, lo infundía de valentía y seguridad. Estacionó el auto, se bajó y empezó a caminar hacia la entrada del barrio. Cuando lo hacía, vio a un hombre dirigirse a él con cara de pocos amigos. Pensó que quizá sería uno más que le recomendaría la inconveniencia de lo que estaba por hacer. Pero cuando ese hombre se acercó lo suficiente, vio que tenía un cuchillo en su mano y se dirigía hacia él. Trató de hablar a tiempo, le pidió que esperara, que sólo quería que dialogaran. Pero el terrorista no le dio tiempo a nada, clavó el cuchillo con saña varias veces en órganos comprometidos y fue internado en estado muy grave. 

Cuando estuvo en condiciones de ser dado de alta, se volvió a su casa desilusionado, triste, sintiéndose fracasado. A partir de entonces, se sumo al coro de quienes aseguran que dialogar con un terrorista es imposible, él es la viva prueba de ello.

"Pedid por la paz de Jerusalem; sean prosperados los que te aman" Salmo 122: 6

«Pedid por la paz de Jerusalem; sean prosperados los que te aman» Salmo 122: 6

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SAFED ES PECULIAR

07 miércoles Oct 2015

Posted by cindyisrael in Cuentos Breves

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aire acondicionado, arte, artistas, Ciudad, comida, comida rápida, decoración, galerías de arte, Israel, norte, religiosos, restaurante, Safed, Tzfat

Siguiendo con la saga de historias de las peculiaridades de las distintas ciudades de Israel*, hoy es el turno de Tzfat (Safed).

Tzfat es una ciudad muy pintoresca e interesante para visitar, sobre todo para quienes amamos el arte. Hay muchísimas galerías artísticas con estilos para todos los gustos. A hora y media en autobús desde Nahariya, parece el paseo ideal para pasar el día en familia.

     Desde la ventanilla del micro, observé poco antes de llegar, un hermoso bosquecito preparado para hacer pícnic. Lástima no haberlo sabido antes. Si hubiera conocido bien la zona, habría ido preparada para almorzar allí con mi familia. Desconocía entonces por completo, que los habitantes de Tzfat no tienen por costumbre comer en restaurantes, ni siquiera de comida rápida. De comida acelerada sí, porque había unos pocos locales de paso donde se puede comer de pie.  Pero era una salida familiar, deseábamos sentarnos en un lugar donde además de ingerir alimentos, pudiéramos conversar entre los cuatro cómodamente. Además, por causa del calor, buscábamos un lugar con aire acondicionado. Pues descubrimos que además de lo antedicho, los tzfatianos no sufren el calor. Eso lo supimos al ver que casi no se veían acondicionadores de aire en las casas y que los pocos restaurantes que vimos para comer de pie, estaban todos con las puertas abiertas. Y explica que muchos religiosos fueran caminando con abrigadísimos sombreros de piel.

Luego de mucho buscar y andar, encontramos un lugar que parecía ideal para nosotros, se llamaba Art Cafe. Tenía unas pocas mesas, una hermosa decoración, un techo extraño y la puerta abierta. Pero al menos logramos nuestro objetivo, sentarnos a almorzar en familia. Si van allí no coman lasagna, mi hijo mayor asegura que no es rica. El resto estuvimos todos conformes y la disfrutamos.

Avisados están y dicen que quien avisa no es traidor: quien quiera pasear por Tzfat debe ir o al restaurante mencionado o a hacer pícnic. Y no olviden el ventilador portátil.

*Ver Locura Haifense y Pelados del Mundo, Venid a Nahariya.

Éramos los únicos comensales.

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SU MEJOR OBRA

19 miércoles Ago 2015

Posted by cindyisrael in Cuentos Breves

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alma, amigos, aprendizaje, arte, artista, óleo, cuadro, cuadros, cumpleaños, drama, duda, exposición, fantasía, imaginación, libros, obra, pintor

La municipalidad de Tare organizó una exposición con tema libre para todos los artistas de la zona que quisieran participar. La inscripción era gratuita y había sólo cuatro condiciones: 1.- Que lo expuesto no representara nada ilegal 2.- Que la obra elegida fuera apta para todo público 3.- Que no tuviera ningún contenido que pudiera resultar ofensivo y 4.- Sólo se podía exponer una obra por artista.

El último de los cuatro puntos era lo que más preocupaba a la mayoría. Era muy difícil elegir una sola. Muchos sentían como si les dieran a elegir entre sus hijos, qué duro. Sin embargo, la participación fue masiva y mayor de la esperada. Cada uno eligió con un criterio y motivación diferente. Hubieron quienes simplemente eligieron su última obra, porque entendían que con el tiempo habían ido madurando como artistas y que la más reciente mostraba hasta donde habían llegado por el momento. Otros pusieron frente a sus ojos todas las obras que consideraban mejores técnicamente y eligieron aquella que les parecía que más lograba trasmitir. No faltaron indecisos que dejaron la elección en manos de familiares y amigos, soberbios que hicieron tatetí porque consideraban todas sus obras perfectas y aquellos que tuvieron en cuenta cuál de sus obras había sido más comentada y apreciada por quienes los habían visitado alguna vez.

Se presentaron dibujos, cuadros, esculturas, fotografías y tapices. Entre todo lo expuesto, que era realmente mucho, había un cuadro al óleo que destacaba sobre todo lo demás. Los críticos de arte más reacios a elogiar tuvieron que hacerlo en ese caso, llegaron a decir que era el cuadro más perfecto que habían visto nunca. Todos, visitantes y artistas lo comentaban de manera positiva y en el libro de visita, la mayoría había hecho referencia a que había sido la mejor de todas las obras. La prensa de la ciudad, presente en la inauguración, lo destacó especialmente. Quienes lo veían, se quedaban un rato largo mirándolo y no podía reprimir las lágrimas de emoción que el cuadro les generaba.

El óleo estaba firmado con un seudónimo y nadie sabía a quién pertenecía. Había sido llevado a los organizadores a través de mensajería y debidamente envuelto y protegido. Muchos llegaron de esa manera, eso dificultaba la averiguación de la identidad de su autor. Teniendo en cuenta la perfección del cuadro, nadie entendía por qué su autor se escondía y no revelaba su identidad. Aristarco, así era su seudónimo, tenía miedo de darse a conocer. Básicamente temía dos cosas, una pregunta: ¿Qué criterio siguió para elegir esa obra para la exposición?; y una propuesta: estaríamos interesados en realizar una exposición con los cuadros suyos que usted considere mejores.

La razón por la que ambas situaciones le inquietaban estaban íntimamente relacionadas entre sí, ese era el único cuadro que había pintado en toda su vida. Jamás había sentido inclinación a ninguna rama del arte. Nunca había dibujado, cantado, actuado ni fotografiado nada. En una ocasión se lo planteó con angustia a su mejor amigo. Todo el mundo necesita un modo de expresión para poder volcar todo lo que guarda su alma, pero él no tenía ninguno y se sentía como una olla a presión. Su amigo no sabía cómo ayudarlo, pero sentía la necesidad de hacerlo y se fue cavilando mucho sobre eso.

Pocos días después de aquella charla, fue el cumpleaños de Aristarco. Estaba deprimido pues no encontraba la solución a lo que el consideraba un problema muy serio. Sus oscuros pensamientos fueron interrumpidos por el timbre. En la puerta, tapado por una enorme caja envuelta para regalo, estaba su mejor amigo. Luego de decirle sinceramente que el mejor regalo era su amistad y que no tendría que haberse molestado, abrió con curiosidad la caja. Se quedó inmóvil de la sorpresa cuando en su interior descubrió un bastidor, un caballete, pinceles, óleos de varios colores, disolvente, lápices, una paleta, un delantal y un libro que se titulaba: USTED TAMBIÉN PUEDE PINTAR AL ÓLEO. Cuando pudo cerrar la boca y articular alguna balbuceante palabra, su amigo le dijo: con intentarlo no perdés nada, es mejor que seguir planteándose qué hacer.

Durante varios días después de recibir aquel regalo, se dedicó a leer con interés creciente el libro. Tenía algunos consejos básico para empezar sobre color, composición y elementos necesarios. Cuando lo terminó, colocó el bastidor sobre el caballete, preparó los pinceles, la paleta, los colores y se quedó mirando la tela vacía, no sabía qué pintar. Nunca antes había puesto en juego su imaginación, quizá necesitaría otro libro para eso. Decidió cerrar los ojos, relajarse y dejar que las imágenes llegaran solas. La primera que apareciera sería la que pintaría. Su primer cuadro, reflejaría su primer fantasía. Y así fue. Cuando abrió los ojos ya sabía qué pintar y empezó a hacerlo casi febrilmente. De tal manera, que poco tuvo en cuenta los consejos técnicos contenidos en el libro. La realización de la obra, a ese ritmo, le llevo sólo dos días.

Cuando terminó el cuadro, sintió que se había vaciado, que ya no podría pintar nada más, toda su alma había sido manifestada en él. Le pareció justo llamar a su amigo para que lo viera. Cuando llegó y se puso frente a la obra, se quedó tan helado como se había quedado Aristarco al recibir el regalo, no podía creer que ese fuera el primero, sentía que había sido engañado, pero pronto el artista le explicó y convenció de la verdad. Fue entonces que él mismo lo impulsó a presentarlo en la exposición.

Luego de la apertura de la muestra, mezclado entre los presentes, Aristarco se fue pensando que quizá debía volver a intentarlo. Pero cuando alguien vacía su alma, no queda nada por mostrar. Sentía que no volvería a poder lograrlo nunca más. Trató de llenarse de sensaciones, sabores, aromas y nuevas experiencias. Buscó conocer gente nueva y asistió a cursos de los más diversos temas. Leyó más e intentó llenarse de conocimientos y mantenerse al día con las noticias. Pasaron varios años hasta que se sintió preparado para volver a probar. Lo hizo de la misma manera y presentó el resultado en una nueva exposición de su ciudad. Aunque la obra resultante era muy buena y una vez más logró la admiración de todos, quienes se paraban a mirarla y habían visto el cuadro anterior, no dejaban de mencionarlo y recordarlo. La nueva obra, que había llevado más tiempo y años de enriquecimiento del alma, había quedado opacada por su antecesora.

Sala de exposiciones de Nahariya.

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PELADOS DEL MUNDO, VENID A NAHARIYA

08 sábado Ago 2015

Posted by cindyisrael in Cuentos Breves

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Asterix, barbas, cabellera, Israel, judíos ortodoxos, Nahariya, Panoramix, pelados, pelos, peluquerías, poción mágica, turismo, turistas

     Hace un tiempo escribí sobre un fenómeno que se da en la ciudad de Haifa. Pero he de ser justa y contarles que Nahariya también tiene su particularidad inexplicable. Es por todos sabido, que una manera de reconocer a un judío ortodoxo de uno que no lo es, es a través de la longitud de su barba. Sin embargo, en mi ciudad eso es imposible. Nadie se explica por qué a sus habitantes les crece de manera tan rápida e ilimitadamente pelos y barbas. Hay quienes han estudiado el agua, creyendo que quizá haya en su componente algo que pudiera explicarlo. Pelados de otras ciudades se han radicado aquí por un tiempo entendiendo que vivir en Nahariya es el tratamiento más efectivo contra la calvicie. Algunos que gustan de creer en leyendas, sostienen que en sus orígenes la ciudad en pleno cayó dentro de una marmita con la poción mágica que Panoramix con la ayuda de Asterix prepararon para los romanos en una de sus aventuras. Los historiadores niegan semejante posibilidad asegurando que, si bien por estas tierras han pasado infinidad de pueblos, los Galos no se encuentran entre ellos.

     Mientras hay quienes se avocan a buscar las causas, otros prefieren encontrar soluciones. Con este calor es muy difícil de sobrellevar barbas y cabelleras tan extensas. Cortarse el pelo resulta insuficiente, porque a los pocos segundos volverá a estar como antes de ser cortado o quizá aún más, creciendo así con más fuerza. Eso ha llevado a tener que poner en juego una enorme creatividad en peinados. No sirve cualquiera, tienen que ser de tal índole que el pelo pueda permanecer recogido mientras crece y distribuyéndolo de tal manera que no impida caminar por peso y falta de equilibrio. Razón por la cual los peluqueros en Nahariya gozan de tanto prestigio. Sin embargo y dada la situación, no hay suficientes para atender a toda la población y se explica de esta manera por qué, mientras otros rubros de los más variados cierran cíclicamente sus locales, a las peluquerías no sólo que no les ocurre lo mismo, sino que además proliferan.

     Si ustedes vienen a pasear a Israel y encuentran un libro de guía de turismo de Nahariya, no se asombren que allí figure como principal atractivo el recorrido por sus muchas y variadas peluquerías, al fin es lo que nos distingue de otras ciudades turísticas.

Nahariya es la única ciudad turística declarada de Interés General gracias a sus peluquerías.

Nahariya es la única ciudad turística declarada de Interés General gracias a sus peluquerías.

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