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FILOIDEAS

~ Mis opiniones, ideas y cuentos escritos en Israel

FILOIDEAS

Archivos de etiqueta: soledad

NO VALE LA PENA

20 viernes Oct 2017

Posted by cindyisrael in Cuentos Breves

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Etiquetas

abrazo, amigos, amistad, apoyo, cáncer, dolor, facebook, familia, incomprensión, miedo, odio, redes sociales, soledad

Rebeca y Margarita son amigas desde que se conocieron en el jardín de infantes. Vivieron muchas cosas juntas, guardaron secretos la una de la otra, fueron compañeras de travesuras en la infancia y confidentes en la adolescencia. Cada una fue testigo en el casamiento de la otra y cada una fue madrina del hijo mayor de la otra. Conocieron a quienes actualmente son sus maridos estando juntas, se casaron con apenas una semana de diferencia y quedaron embarazadas por primera vez al mismo tiempo. Ninguna de ellas se sintió nunca sola, porque sabía que contaba con la amistad incondicional de la otra.

Un día, Rebeca compartió emocionada y con entusiasmo en su muro de Facebook una foto en la que estaba dándole la mano al actual presidente de su país. Un hombre, según ella, que merecía un monumento porque era un gran político y mejor persona. Margarita tuvo que leer varias veces el mensaje y mirar la foto con detalle, intentaba ver si no era un fotomontaje. Se restregaba los ojos, estaba asombrada. Contestó al post con la incredulidad de quien conoce a la otra persona y le parece imposible que haya escrito algo así. Le dijo que no podía ser ella, que tenían que haberle hackeado la cuenta, que su amiga nunca apoyaría a semejante dictador populista y demagogo disfrazado de demócrata. Y ahí estalló todo. Rebeca reaccionó muy mal a ese comentario. Insultó a su amiga, la llamó ignorante, hueca, incapaz y cosas aún peores e irreproducibles. Margarita no salía de su asombro. Le dijo que no sabía quién era que se había apropiado de su cuenta, pero que lo iba a denunciar. Por cuidar a su amiga, le quiso mandar un mensaje de Whatsapp para avisarle. Para su sorpresa Rebeca la había bloqueado. Aún así no pensó mal de ella, supuso que le habían robado el celular y que así alguien había logrado entrar en su cuenta y escribir en su nombre. Así que llamó al teléfono de línea. La atendió su ahijado con mucha tristeza. Le dijo que no podía creer que su madrina le haya hecho algo así a su madre, que no volviera a llamar porque su mamá no quería saber más nada de ella. Margarita colgó el teléfono llena de dolor y sin entender nada de lo que estaba pasando. Luego descubrió que su ex amiga la había bloqueado en Facebook también.

Pasaron unos seis meses cuando Rebeca comenzó a sentirse muy mal. Notó unos bultitos en el pecho izquierdo, al lado de la axila. Se asustó mucho y pensó en llamar a Margarita para que la acompañara al médico, como siempre hacía cuando algo la asustaba. Entonces recordó que estaban peleadas y se sintió muy sola. No quería pedirle a su marido ni a sus hijos que la acompañaran, porque no quería alarmarlos. No sabía qué hacer. Cuando pasó lo de Facebook, algunos amigos le habían dicho que había exagerado, que Margarita no merecía esa reacción suya, que siempre había sido una buena amiga y que debería pedirle disculpas. Pero entonces Rebeca los insultó y bloqueó a ellos también. Pudo más su pasión política y su orgullo que los años de amistad y el enorme cariño que se tenían. Ahora estaba sola y asustada. No podía llamar a su antigua amiga, se sentía avergonzada y no sabía qué decirle.

Margarita se enteró de que le iban a extirpar un pecho a Rebeca casi por casualidad, cuando fue al hospital a acompañar a una sobrina que debía hacerse una ecografía por estar embarazada. Se cruzó con el marido de su ex amiga quien le contó la verdad con lágrimas en los ojos porque estaba preocupado y asustado. Le contó que su esposa la echaba mucho de menos y que lamentaba todo lo ocurrido. Mientras lo escuchaba, sentía mucho dolor y estaba dispuesta a pasar página, perdonar y acompañar a Rebeca en momentos tan duros… Hasta que el esposo dijo: si tan sólo vinieras luego de la cirugía y te disculparas con ella… Margarita sintió una profunda impotencia y sensación de injusticia. Respiró hondo para contenerse y le dijo que ella tenía su número y podía llamarla cuando quisiera, luego siguió su camino.

A pesar de la cirugía y el tratamiento de quimioterapia, Rebeca no logró vencer al cáncer. Cuando la operaron ya se había disparado hacia otras regiones de su cuerpo y, a los dos meses de la operación ya había hecho metástasis. Su marido no supo apoyarla y entenderla tras la cirugía y se separaron. Sus hijos se posicionaron al lado de su padre y ella se sintió incapaz de pedirle perdón a su amiga personalmente. Cuando se dio cuenta que le quedaba poco para morir, le escribió una carta a Margarita. En el sobre estaba escrito el número de teléfono de la destinataria y se la entregó a una enfermera para que a su muerte la llamara y se la entregara. El texto de la misiva era el siguiente:

Querida Margarita:

qué tonta y orgullosa he sido, y de qué poco me ha valido. Por defender a alguien que no era nada mío, pasé los peores y últimos días de mi vida sola y triste. Por supuesto, el Presidente jamás se enteró de mi dolor y aunque lo hubiera sabido, tampoco habría venido a acompañarme, consolarme y apoyarme como sólo vos sabías hacerlo. Ya lo sé, es tarde par pedir perdón, no puedo borrar ninguna de mis palabras ni mis acciones, que aunque pueda eliminarlas de mi muro de Facebook, sé muy bien que jamás se borrarán de tu corazón. Te lastimé, te hice mucho daño por dejarme guiar por mis pasiones. Caí muy bajo y perdí lo más preciado que tenía en mi vida, tu amistad. Alejé por el mismo motivo a otras personas y ahora me tengo que despedir por carta, porque soy incapaz de llamarte. No por orgullo esta vez, por vergüenza de mí misma. Espero que puedas perdonarme. Sabé que me voy pensando en vos y que te quiero. Con amor

Rebeca.

La enfermera conocía la historia, la propia paciente se la había contado para que ella no incurriera nunca en su mismo error. Así que la desobedeció. Llamó a Margarita, le contó brevemente la situación y le pidió que acudiera antes de que fuera demasiado tarde. No lo pensó, tomó sus cosas y corrió al hospital. La enfermera no le dio la carta. Entró a la habitación, Rebeca estaba tan cambiada, le costó reconocerla. Pero su sonrisa enorme cuando la vio demostraba que sin duda alguna se trataba de su amiga. Margarita no la dejó hablar, le dio un enorme abrazo. Luego Rebeca cerró los ojos, se fue tranquila, en paz y feliz de haberse podido encontrar con su gran amiga a tiempo. Entonces sí, la enfermera le entregó la carta.

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SUJETO TÁCITO

16 jueves Jul 2015

Posted by cindyisrael in Cuentos Breves

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Etiquetas

amigos, amor, dolor, drama, duda, invisible, mate, mundo, soledad, sujeto, sujeto tácito, tácito, ventana, yerba

    Mi marido afirma que la mayoría de mis cuentos empiezan siempre con un sujeto tácito y, quizá por rebeldía o por romper la monotonía (que no la paciencia) he decidido variar y empezar mi historia con un sujeto definido al que le pondré nombre. Sin embargo, quizá por capricho o burla a mí misma, he decidido que mi personaje se llame Tácito.

    Tácito no era invisible, pero lo parecía, pasaba por la vida de los demás de una manera tan poco notoria que muchos hubieran sido capaces de asegurar que Tácito no existía y hasta que eran los padres. Pero no era cierto, era tan de carne y hueso como usted o como yo. Medía 1,70 metros, pesaba 75 kilos, rubio, con algunas canas tempranas teniendo en cuenta sus 32 años. Graduado como ingeniero agropecuario y sin haber ejercido nunca su profesión, Tácito se sentía fracasado. Era soltero, porque ninguna mujer notaba su existencia. No tenía amigos, vivía completamente solo y a veces dudaba de sí mismo y de que valiera la pena seguir viviendo. Pero seguía adelante, imbuido en un mundo de fantasías que él mismo se había inventado y que día a día iba creciendo de tal forma que llegó a creerlo más real que su propia vida.

    En ocasiones, la luz del amanecer puede parecernos implacable, a Tácito le pasaba casi siempre y se despertaba muy lentamente, con pesadez, como si no tuviera más remedio. El lunes 25 de abril del 2005 no fue una excepción. Se sentó a tomar mate al lado de la ventana, preguntándose una vez más para qué seguía vivo y aferrándose como tantas otras veces a su mundo imaginario mientras miraba fijamente la espuma de la yerba. No podría explicar cómo, y él tampoco, Tácito apareció adentro del mate que resultó ser el mundo que tantas veces imaginó. Allí no pasaba desapercibido, todos lo saludaban con cariño e insistían en que los visitaran en sus casas. Las muchachas más hermosas se desvivían por llamar su atención y lograr su admiración. Al principio estaba fascinado, emocionado y hasta feliz. Pero poco a poco él mismo se fue aislando, sentía que no era él. Y un día, mientras tomaba mate al lado de la ventana, apareció en su casa tomando mate al lado de la ventana.

© Todos los derechos reservados.-

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