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FILOIDEAS

~ Mis opiniones, ideas y cuentos escritos en Israel

FILOIDEAS

Archivos de etiqueta: Ciudad

SOÑAR DESPIERTA

26 jueves Ene 2017

Posted by cindyisrael in Cuentos Breves

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abandono, agua, ala, avión, burro, caballo, campo, Ciudad, deshabitada, embajada, español, familia, gallinas, huevos, idioma, leche, mar, nieve, onírico, ovejas, país, patos, playa, presidente, soñar, sueño, vaca, vecinos, volar, zanahoria

Supongo que no soy la única a la que le pasa, en mí es normal, despertarse y seguir el sueño ya despierta. Eso me pasa cuando el sueño es muy interesante, me inquieta o me llama la atención por algún motivo. Pero esta mañana fue distinto. Luego de apagar el despertador, cuando me quité el cobertor de encima, conforme a lo que estaba soñando, en lugar de poner los pies en el suelo salí volando por la ventana cual ave. No fue algo que pude controlar ni decidir. Simplemente ocurrió. No tuve tiempo ni de cambiarme, ni de abrigarme, ni siquiera de ponerme algo en los pies.

     Lo peor de todo, más allá de la incredulidad de estar viviendo semejante situación, es que sufro de vértigo. Así que no es difícil de imaginar cómo me sentía a una altura superior a la de los árboles, sin tener control de la situación, con mareos y náuseas. Esto de volar para mí no tenía nada de poético ni deseable. Jamás viajé en avión justamente por mi miedo a las alturas, nunca subí a un mirador ni escalé montañas. Y heme aquí, nada menos que a mí, volando.

     Pero lo que estaba viviendo no era sino el comienzo de las sorpresas del día. A la par que sentía frío en los pies, visualicé un paisaje muy extraño. Juntos era posible ver: un paraje nevado, al lado de una playa con un mar muy similar al Mediterráneo y un bosque de arrayanes. Pensé que era un buen lugar para aterrizar, sobre todo en la playa. Aunque supuse que dado que estaba al lado de la nieve, el mar estaría sumamente frío. En esas lucubraciones estaba, cuando una fuerza desconocida me impelía hacia el mar con suavidad y delicadeza. Contrario a lo que yo pensaba la temperatura del agua era cálida y con el frío que habían sufrido mis pies, no me daban ganas de salir, aunque sí de recostarme. Empecé a entender como funcionaba todo esto, bastaban mis deseos para cambiar lo que vivía. De repente, la misma fuerza que me había hecho aterrizar, con el mismo cuidado, me empujaba hacia atrás, hasta quedar flotando boca arriba. El sol junto con el mar me proporcionaba el calor buscado. Daban ganas de quedarse ahí para siempre, aunque mi curiosidad era más fuerte y bastó sentirla para moverme hasta la orilla, incorporarme y empezar a caminar sobre la arena. Yo no elegí la dirección, simplemente me dejaba llevar. Pasando por el paisaje nevado llegué a una pequeña ciudad desierta. Todo era moderno, y a la vez estaba abandonado. A pesar de estar ya sintiendo hambre y sed, no me detuve ni un momento, mi intriga era mayor y, sin poder evitarlo, seguí andando. Lo siguiente, para mí era más esperable que todo lo demás, fue llegar al campo. Allí los animales estaban solos. Se abastecían a si mismos. La vaca se ordeñaba sola. Las ovejas se trasquilaban unas a otras. El buey tiraba sólo del carro, las gallinas recogían ellas mismas los huevos y los patos ayudaban con el sembradío ¿Qué habría pasado con los campesinos? Mientras lo pensaba y seguía caminando sin detenerme, un caballo me trajo una zanahoria y un burro un balde con agua fresca. Todo lo consumí sin pararme un instante y dándoles las gracias.

     Pero se ve que no todo estaba supeditado a mis deseos, porque muy a mi pesar y suspirando con desesperación, volví a elevarme muy alto y a volar. En ningún momento retrocedí. Yo pensé que eso significaría que estaría volviendo a casa y me sentí ilusionada. Mas no, en absoluto era la intención de aquello que me manejaba cual títere a su antojo. Para empeorar mi malestar, aumentó mi velocidad. Ésto, más que la continuación de un sueño, se estaba volviendo una verdadera pesadilla. Para mi asombro y sin poder remediarlo, me quedé dormida mientras volaba…

     Cuando desperté, estaba recostada en el ala de un avión. Todos los pasajeros me miraban con incredulidad, si yo misma no entendía, menos ellos ¿cómo había llegado hasta ahí? Note que el avión descendía y aunque en medio de todo eso pareciera aún más extraño, yo pensaba que no tenía cinturón de seguridad que ponerme. Cuando aterrizamos el alboroto fue mayúsculo. Un montón de gente me rodeaba hablándome en un idioma que no entendía. Yo sólo atinaba a llorar con desesperación. Me llevaron a una oficina y alguien me alcanzó un té, unas galletitas y me hicieron gestos de esperar. No fue mucho lo que aguardé mientras me alimentaba. De repente, por la puerta, entró alguien que hablaba y entendía español. El alivio fue tan grande que empecé a llorar otra vez, con ese llanto que sale cuando una descarga tensiones. Me dijo que me tranquilizara, que nadie me acusaba de nada. Que los propios pasajeron comentaban asombrados como había llegado volando hasta el avión. Pobrecita, debía estar muy cansada y por eso me recosté en el ala. Lo único que todos querían saber, era cómo había logrado volar y por qué mi peso no había desnivelado el avión. Empecé a llorar de nuevo, ahora de impotencia, porque no tenía la explicación que me solicitaban y que a mí también me hubiera gustado tener.

     Llamaron a mi embajada, escucharon toda mi explicación sin sentido y, como si aún pudieran haber más sorpresas, lo increíble es que me creyeron. Me consiguieron la habitación de un hotel para descansar y al día siguiente me subieron a un avión rumbo a mi país. Cuando llegué, la prensa a pleno me estaba esperando y un coche presidencial me invitó a subir. El presidente mismo estaba adentro y me agradeció, porque debido a mi aventura, mi país que siempre había sido el último orejón del tarro, era ahora mundialmente famoso y todos querían empezar relaciones comerciales con nosotros. Me dejó en la puerta de mi casa, donde mi familia y los vecinos me estaban esperando, emocionados y preocupados por mí a la vez. Pero entendieron mi cansancio y, acompañándome porque ya estaba muy mareada, me llevaron hasta mi habitación donde volví a dormirme. Pero lo que soñé esta vez, ya no lo recuerdo.

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-Barcelona onírica. Tomada por mí en Barcelona, España en el 2012. © Todos los derechos reservados.-

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CRÓNICA DE UNA EMIGRACIÓN NO ANUNCIADA (7)

12 domingo Jun 2016

Posted by cindyisrael in Vivencias

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ascensor, autobús, balcón, centro, Ciudad, costa, departamento, Israel, Jedera, playa, rusos, tren, viajes

-CAPÍTULO 7-

JEDERA, LA CIUDAD RUSA

     Cuando decidimos mudarnos del kibutz* a una ciudad, barajamos varias opciones. Lo principal en ese momento para nosotros era acercarnos al centro del país, donde habría más posibilidades de conseguir trabajo. La ciudad elegida fue Jedera, ubicada en el centro del país pero considerada parte del norte. Además de elegirla por su ubicación, nos ayudó a decidirnos el hecho de que mi tía vivía allí y parecía enamorada de la ciudad. Hoy por hoy mi tía sigue ahí, esta adaptada a ella y creo que la sigue amando. Para nosotros no fue igual.

     Cualquiera que lee el título de este capítulo, puede aducir que rusos hay en todas las ciudades y que en general suelen ser mayoría. Sin embargo como en Jedera no he llegado a ver. Apenas llegados a la ciudad, nos cruzamos con gente en la calle que nos preguntaba la hora o la calle directamente en ruso. Con mi marido comentamos que quizá nos habíamos equivocado y sin darnos cuenta ya no estábamos en Israel, sino en Rusia. Los negocios del centro tenían en su mayoría carteles sólo en ruso, ni siquiera traducidos al hebreo.

     Luego de haber vivido en el kibutz, un lugar donde a menos que tuvieras auto propio era difícil entrar y salir con libertad, Jedera nos parecía el paraíso. Acostumbrados a caminar, que tuviera que andar varias cuadras para comprar una leche no me representaba un gran problema. La zona era hermosa, el departamento al que nos mudamos era nuevo y estaba en muy buenas condiciones, tenía ascensor y balcón.

     Mis hijos se hicieron amigos de nenes vecinos casi enseguida y bajaban a jugar sin miedo. El mayor inconveniente que tuve al poco tiempo de haber llegado fue el jardín de infantes de mi hijo menor. Acostumbrada al kibutz, donde mi hijo iba y volvía solo al jardín, tener que tomar un autobús para llevarlo me complicaba un poco, aunque no era nada muy grave. En el jardín conocí una abuela argentina que al poco tiempo me contrató para retirar y cuidar a su nieto. Mi marido, ingeniero mecánico, aún no podía conseguir trabajo en su profesión por causa del idioma. Tuvo que trabajar como operario, ocupación que consiguió en alrededor de un mes.

     El pre-escolar de mi hijo menor fue más complejo. No por las maestras, nada tengo que decir de ellas. Si no por la ubicación del jardín de infantes. Por un lado era una ventaja, era más cerca de casa y ya podía llevarlo a pie, pero un gran tramo era camino de tierra y en época de lluvias era casi imposible el paso, por lo cual mi nene terminó faltando bastante, aunque eso no lo perjudicó. La temporada húmeda en Israel es corta. 

     Jedera es una ciudad ubicada a orillas del Mediterráneo y como tal tiene playas, hermosas por cierto. Recomiendo a quienes vayan, si eligen meterse en una especie de piletones que forman las rocas, tengan cuidado. Allí suelen alojarse unos peces minúsculos, difíciles de ver a simple vista, que muerden. He salido con la pierna sangrando un poquito de allí. Llegar a la costa, si no se tiene auto o no se vive muy cerca es otro tema. En la semana hay autobuses, pero los fines de semana no queda otra que tomar un remís de ida y otro de vuelta, lo cual no es nada barato.

     Por aquel entonces, no sé cómo será ahora, el intendente era religioso. Eso significaba que los viernes a la tarde y el sábado, la ciudad no ofrecía más posibilidades que visitarse unos a otros o gastarse plata en ir a la costa. El transporte era otro tema. Tiempo después de haber vivido ahí, mi marido consiguió trabajo en Aco (Acre). Para llegar debía tomarse un autobús frente a casa hasta la estación de tren. Autobuses y trenes no tenían los horarios coordinados. Él llegaba a la estación y al tren lo veía irse. Fue este, en gran parte, el motivo que nos llevó a buscar mudarnos de nuevo. 

     Lo mejor para nuestra vida allí fue la escuela del mayor, porque podía ir caminando solo sin mayores inconvenientes. Estaba a unas cuatro cuadras, pero en un camino sin interrupciones, que no necesitaba cruzar. Además, mientras vivíamos allí, mis suegros se habían mudado a Jedera también y encontraron un muy buen departamento justo enfrente del colegio. Eso me permitía tener libertad para trámites y compras sin miedo a no llegar a tiempo a buscar a mi hijo. También mis hijos iban de visita solos a lo de los abuelos, quienes los esperaban en la esquina y los ayudaban a cruzar la ruta.

     Si tengo que sacar una conclusión de nuestra experiencia de vida allí, debo decir que lo mejor de la ciudad, es mi tía.

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-A pesar de haber sacado muchas fotos de Jedera durante nuestra estadía allá, al no saber dónde han ido a parar, me vi obligada a utilizar una foto más reciente. En el balcón del departamento de mi primo en el año 2011, foto tomada por mi hijo mayor y editada por mí. © Todos los derechos reservados.-

*Kibutz: granja comunitaria hoy más parecido a un barrio cerrado.

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BITÁCORA DE VIAJE. Día 16 y 17- Una más y no jodemos más

11 lunes Abr 2016

Posted by cindyisrael in Vivencias

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almuerzo, amigos, charla, Ciudad, comida, despedida, encuentro, España, Madrid, restaurante

     Y ahora sí, llegamos al final de nuestra aventura. Ya es la despedida sin vuelta atrás. Con una mezcla de tristeza, esperanza, ilusión y algo de agotamiento. Pero es un cansancio feliz, ganado a fuerza de haber aprovechado y disfrutado el viaje al máximo. Con pasión, con ganas, con mucha buena disposición. Nos llevamos ruidos, sonidos, sabores, olores, aromas, conocimiento, fotos, novedades, abrazos, buenos deseos de buenos y nuevos amigos; comentarios alentadores, amistosos y no tan agradables. En suma, una experiencia que agradezco a Elohim haber podido vivir junto a mi marido.
     Ayer fue un día que podría partir en dos. El medio día y la noche. En la primera parte les contaré que nos hemos reunido con gente a almorzar (comer lo llaman en España): una amiga de Internet con su hija (gracias por los alfajores, estaban riquísimos), la amiga que vive en Madrid con su marido e hijo con quienes ya habíamos compartido tiempo anteriormente y una mujer joven con su hija que no conocía (dos dulces de leche) . Gracias a la dulce que llamó por teléfono y qué pena que otra de ellas se sintió mal y no pudo estar con nosotros (espero que estés mejor). Fue una grata compañía, me encantó haber podido verlos, charlar y abrazarlos.
     A la noche llegó algo muy esperado: LES LUTHIERS. Hemos conocido a los dos reemplazantes de Daniel Rabinovich y nos quedó claro por qué necesitaban dos. Daniel lo abarcaba todo. Era actor, cantante y músico y todo lo hacía bien. De los dos reemplazantes, uno es un buen actor y muy buen cantante, pero no es músico; el otro es cantante y músico, pero no es actor. Igual, ambos lo han hecho muy bien y me gusto que fueran ellos mismos y no trataran de imitarlo. Hicieron adaptaciones, no sólo por estar en España, sino que actualizaron temas. Un ejemplo fue El Bolero de los Celos. Donde antes decía que revisaba sus cartas, ahora dijeron que revisaba sus emails. Nos hemos reído y disfrutado mucho.
     El día de hoy es un capítulo aparte. Hemos sido tratados como reyes por nuestros amigos madrileños que hemos conocido nuestro primer día en Madrid y el hijo de mi amiga, quienes a partir del mediodía nos han recibido en su casa y ya no sabían qué más servirnos. Como dirían mi marido, su madre y hermana: de lo mucho y de lo bueno. Y, aunque todo lo servido y cocinado estaba espectacular, para mí lo mejor fue la compañía. Al hijo de mi amiga lo conocimos hoy. Es un chico dulce, simpático, respetuoso y tiene una sonrisa maravillosa. La conversación fue tan amena e interesante, que cuando quisimos darnos cuenta, ya eran las 19:30hs.
     Y ahora sí, ya está, no queda mucho por contar. Llegó el momento del punto final para la bitácora. Mañana me levantaré de madrugada para ir al aeropuerto y volver a mi tierra, mi amada Israel. Que tengan todos felices sueños.

Madrid, 06/03/2016 a las 23:49hs.

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BITÁCORA DE VIAJE. Días 9 y 10- No dejo de maravillarme.

08 viernes Abr 2016

Posted by cindyisrael in Vivencias

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Arena, Barcelona, centro comercial, Ciudad, comida, España, fotografía, judaísmo, judío, Lleida, Montblanc, niebla, nieve, plaza de toros, restaurante, vistas

     El sábado 27 empezó con una decepción. Fuimos temprano a la estación de tren de Sants para sacar pasajes a Valencia a donde volveremos el martes a la mañana y a Lleida a donde iríamos hoy. Pero resulta que los fines de semana, no se venden pasajes anticipados. Con cierto sabor a fracaso, nos fuimos a recorrer los alrededores.
     Para ir a la estación tomamos un autobús. En la parada del bus indica cuánto falta para que venga ¡¡¡Y cumple!!! El pasaje cuesta el doble que en Nahariya y el letrero indicador de paradas, no funcionaba. Lo bueno es que una pareja muy amable nos orientó y nos avisó dónde bajar. Además, mi esposo anda siempre con el mapa a cuestas y se maneja de maravillas con él. Yo me dejo guiar.
     Los alrededores de la estación son muy interesantes. Encontramos muchas curiosidades que, Elohim* mediante, verán en las fotos a mi regreso. La zona me pareció hermosa. De ahí nos fuimos caminando a Pza. Espanya. De un lado, hay unas columnas muy interesantes, y detrás de ellas, a bastante distancia, un edificio que creímos una catedral y luego nos enteramos que era un museo. En el medio una escultura y enfrente una ex plaza de toros que ahora es un centro comercial. La fachada es muy interesante y linda.
     Decidimos entrar, teníamos curiosidad y pensamos que sería un buen lugar para almorzar, puesto que supusimos que como todos los centros comerciales, tendría un patio de comidas. Subimos hasta la última planta, donde hay una terraza circular y desde donde se ven unas vistas maravillosas de Barcelona. Todo alrededor, hay también restaurantes. Los precios, carísimos. Hasta que encontramos uno que nos pareció razonable y entramos. Nos atendieron tan bien y la comida era tan rica, que merece ser recomendado. Lástima que no recuerdo el nombre y que no encuentro la tarjeta que nos dieron.
     No sólo la comida resultó riquísima y el camarero muy amable y paciente, si no que, como se retrasaron con el postre, nos obsequiaron con una copa de cava a cada uno. El lugar también es muy lindo y tiene muy buen ambiente.
     Terminado el almuerzo, y como cabía esperar, fui a fotografiar las vistas. Luego volvimos caminando al hotel. El plan era descansar un poco y ni hablar de ingerir la más mínima cosa hasta la noche. Es que para cenar, habíamos quedado ya con un grupo de personas. Se trata de un grupo de locas lindas, hermosas, que conocí a través de Facebook y algunos de sus maridos más dos bellísimas niñas. Estas preciosas damas y yo, somos parte de un grupo de mujeres argentinas en el mundo.
     Una de ellas, hizo la reservación con tiempo. Terminamos siendo 15 personas y no pudieron venir todas las que querían. Fue una noche maravillosa, donde pude ponerle cara a mujeres que había tratado y conocía de manera virtual. Para muchas de ellas fue un esfuerzo venir y las que no pudieron mandaron mensaje. Todo lo valoro, valen oro cada una.
     El domingo 28 tomamos el tren a las 9:20 para Lleida. El viaje de poco más de una hora se me hizo brevísimo. En la estación nos esperaba Silvia Schnessel. Una dulce de leche que nos fue a buscar con su auto. Con ella hemos recorrido Lleida, Mont Blanc y volvimos a Lleida a visitar su castillo.
     El camino a Mont Blanc nos deparaba una sorpresa inesperada. Una niebla bastante espesa en la que nos adentramos con el auto y nieve a los costados del camino. Una experiencia impresionante e inolvidable. Me encantó, parecía una niña con el entusiasmo que tenía, el cual no perdí durante ninguna parte del paseo.
     En Mont Blanc almorzamos en un restaurante que se supone judío, pero de tal sólo tiene el nombre. También este lugar es recomendable: por atención, por comida, por comodidad y aspecto. Los platos estaban tan lindos presentados, que hasta les sacamos fotos. Además, la zona era inspiradora. Por donde miraba había algo interesante y hermoso.
     El castillo de Lleida, no sólo es hermoso el edificio (que lamentablemente sólo pudimos ver por fuera), si no las vistas que ofrecía. Todo me asombraba, todo me parecía increíble y maravilloso y Silvia se sorprendía de los detalles a los que les prestaba atención. Es que había cosas que no podíamos dejar de mirar.
     Luego de otro pequeño recorrido por la ciudad, Silvia nos llevó a la estación de tren. Allí nos sacamos unas fotos juntos, nos tomamos unos cafecitos y nos despedimos. Con mi marido estamos muy agradecidos. Sabemos que si no hubiera sido con ella, no habríamos tenido la oportunidad de vivir estas experiencias tan lindas y conocer esos lugares maravillosos.
     Una vez más, el descanso en el hotel se nos hizo necesario, pero fue breve. Nos fuimos a conocer el barrio Gótico. Tengo la esperanza que de día nos muestre una cara más amable. De noche asusta un poco. Mañana veremos si podemos volver a un horario más razonable. La curiosidad del lugar: un restaurante casher** (no cenamos ahí, los precios son altos) que tenía el menú también en hebreo.
     Mañana nos despediremos de Barcelona. Y sé que aún nos quedarán muchas cosas por ver y gente que visitar. Pero una nunca sabe, quizá pronto pueda volver.

Barcelona, 29/02/2016 a las 01:16 hs.

*Elohim: Dios.
**Casher: apto conforme a las reglamentaciones rabínicas basadas en la Torah, respecto a la alimentación.

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SAFED ES PECULIAR

07 miércoles Oct 2015

Posted by cindyisrael in Cuentos Breves

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aire acondicionado, arte, artistas, Ciudad, comida, comida rápida, decoración, galerías de arte, Israel, norte, religiosos, restaurante, Safed, Tzfat

Siguiendo con la saga de historias de las peculiaridades de las distintas ciudades de Israel*, hoy es el turno de Tzfat (Safed).

Tzfat es una ciudad muy pintoresca e interesante para visitar, sobre todo para quienes amamos el arte. Hay muchísimas galerías artísticas con estilos para todos los gustos. A hora y media en autobús desde Nahariya, parece el paseo ideal para pasar el día en familia.

     Desde la ventanilla del micro, observé poco antes de llegar, un hermoso bosquecito preparado para hacer pícnic. Lástima no haberlo sabido antes. Si hubiera conocido bien la zona, habría ido preparada para almorzar allí con mi familia. Desconocía entonces por completo, que los habitantes de Tzfat no tienen por costumbre comer en restaurantes, ni siquiera de comida rápida. De comida acelerada sí, porque había unos pocos locales de paso donde se puede comer de pie.  Pero era una salida familiar, deseábamos sentarnos en un lugar donde además de ingerir alimentos, pudiéramos conversar entre los cuatro cómodamente. Además, por causa del calor, buscábamos un lugar con aire acondicionado. Pues descubrimos que además de lo antedicho, los tzfatianos no sufren el calor. Eso lo supimos al ver que casi no se veían acondicionadores de aire en las casas y que los pocos restaurantes que vimos para comer de pie, estaban todos con las puertas abiertas. Y explica que muchos religiosos fueran caminando con abrigadísimos sombreros de piel.

Luego de mucho buscar y andar, encontramos un lugar que parecía ideal para nosotros, se llamaba Art Cafe. Tenía unas pocas mesas, una hermosa decoración, un techo extraño y la puerta abierta. Pero al menos logramos nuestro objetivo, sentarnos a almorzar en familia. Si van allí no coman lasagna, mi hijo mayor asegura que no es rica. El resto estuvimos todos conformes y la disfrutamos.

Avisados están y dicen que quien avisa no es traidor: quien quiera pasear por Tzfat debe ir o al restaurante mencionado o a hacer pícnic. Y no olviden el ventilador portátil.

*Ver Locura Haifense y Pelados del Mundo, Venid a Nahariya.

Éramos los únicos comensales.

Éramos los únicos comensales. 

© Todos los derechos reservados.-

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SUEÑO CUMPLIDO

27 jueves Nov 2014

Posted by cindyisrael in Vivencias

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Barcelona, Ciudad, España, Gaudí, Kiev, La Pedrera, Madrid, Toledo, turismo, Ucrania, vacaciones

     Estas vacaciones tienen que ver con un sueño de muchos años que tanto mi marido como yo teníamos y que creíamos imposible. Al fin se nos hizo realidad. Estuvimos en Madrid, en Toledo y en Barcelona. Pasamos antes de llegar a España por Kiev (Ucrania) donde hicimos una escala de varias horas, lo que nos permitió conocer un poquito (no mucho, porque en seguida se nos hizo de noche). Cada una de las ciudades que estuvimos me ha dejado una impresión diferente.

      Kiev: es una ciudad que no está preparada para recibir turistas internacionales. En el aeropuerto, los empleados apenas hablan un poquito de inglés y los anuncios son todos en idioma ucraniano. Viajamos en autobús hasta la estación central de tren y pudimos ver desde las ventanillas un buen tramo de la ciudad que en aspecto y aunque parezca extraño, nos recordó mucho a Buenos Aires. La zona donde está la estación es bastante céntrica por lo que pudimos notar, pero tampoco allí están acostumbrados a recibir turistas y fue muy difícil encontrar a alguien que hablara inglés. Nos sentimos como sapos de otro pozo y nada bienvenidos. Igual la zona es preciosa.

      Madrid: es todo lo contrario a Kiev, y no me refiero al aspecto de la ciudad, en la cual también hay zonas que nos recordaron a Buenos Aires, si no en su preparación para recibir turistas. Se nota que es una ciudad que recibe muchísimo turismo desde el momento mismo que llegamos al aeropuerto de Barajas (el cual es una maravilla arquitectónica, enorme y raro). Los madrileños son muy cálidos y nos sentimos adaptados casi desde el mismo día que llegamos. Mis hijos (sobre todo el mayor) se la pasaron comparándola con Israel y siempre salía ganando. Pero claro, ya les expliqué que estar de vacaciones no es lo mismo que vivir en un lugar y ellos lo veían todo con los ojos de los que saben que sólo fueron a disfrutar.

      Toledo: la ciudad es preciosa y me dejó dos sensaciones (además de un gran agotamiento físico, porque todo es caminar por calles empedradas y cuesta arriba): por un lado sentí emoción y maravilla y por el otro, tristeza y mucho miedo. Eso último tiene que ver con dos cosas especialmente: una es la cantidad de vidrieras con armaduras, armas medievales y estatuitas de cruzados, la segunda con la segunda sinagoga convertida en iglesia que visitamos: Sta. María La Blanca. No sabría explicar por qué me sentí así, pero apenas había puesto un par de pies adentro cuando sentí muchísimo terror. Fue como si todos los judíos torturados, perseguidos y asesinados en la época de la inquisición hubieran estado allí. No fue igual en la primera que estuvimos, en  El Tránsito, donde sentí como si toda la familia de mi esposo hubiera estado ahí. Me sentí tan emocionada que me puse a llorar y a temblar apenas puse mis pies en ella, sin haber visto nada aún.

      Barcelona: claramente acostumbrada también a recibir turismo me impresionó ver que hubiera espacios tan grandes y tan vacíos. A excepción, por supuesto de los lugares típicos de visita turística para los que había inmensas e interminables filas. Nos quedamos sin ver por dentro La Sagrada Familia de Gaudí, pues la fila daba vuelta a la manzana y no queríamos estar horas bajo el sol esperando, ya que teníamos sólo dos días para conocer la ciudad. También me quedé sin probar la orchata, que me dijeron que sólo la hacen en verano. La gente me pareció un poco más fría que en Madrid, aunque no tanto como en Kiev. Lo poco que tuvimos la oportunidad de ver, también me encantó.

La felicidad que tuvimos durante esos días, se renueva cada vez que recordamos lo vivido y nos alienta a volver a soñar.

– La Pedrera de Gaudí, Barcelona, España. © Todos los derechos reservados.-

9 de octubre del 2012

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