• Inicio
  • CONTACTO
  • Sobre Mí
  • Cuentos Breves
  • Vivencias
  • Libros
  • Notas
  • TANAJ
  • Cuentos de LA Ventana
  • בעברית

FILOIDEAS

~ Mis opiniones, ideas y cuentos escritos en Israel

FILOIDEAS

Archivos de etiqueta: tristeza

La sinrazón de ser

31 sábado Ago 2019

Posted by cindyisrael in Cuentos Breves

≈ 4 comentarios

Etiquetas

adultos, ancianos, bar, cuento, depresión, discusión, hombres, injusticia, jóvenes, montaña, mujeres, niños, pelea, razón, sinrazón, suicidio, tristeza

Nadie sabe qué motivo el intercambio de palabras entre Juan y Pedro que, hasta ese día, habían sido grandes amigos. Sólo puedo contar que poco a poco se transformó en una pelea de tal cariz, que llegó a escucharse en la otra cuadra del bar en el que estaban. Y no es que ellos tuvieran voces muy potentes, ni que usaran micrófono ni nada que se le parezca; sino que a medida que la discusión iba en aumento, la gente de alrededor por algún motivo desconocido sintió la necesidad de tomar partido por uno u otro. No importaba ni el tema por el cual discutían, todos lo desconocían, lo importante era apoyar al que cada uno creyera más débil. Después de todo, quienes allí estaban se consideraba una buena persona y no iban a permitir una injusticia. Así que lo que al principio eran sólo dos voces, se terminaron convirtiendo en decenas que formaban una sóla voz. Al principio de la charla entre ellos, trató de intervenir un personaje al que echaron de la mesa con malos modos y que quedó muy triste acurrucado en un rincón del bar sin que nadie se dignara a prestarle la menor atención. Era la Razón. Con la mirada humedecida miraba lo ocurrido. Tuvo algunos intentos de meterse entre la gente y dar su aporte, pero con la misma suerte ya acontecida. Sin animarse a mirar atrás, dejó el bar en busca de alguien que le diera la bienvenida.

Estuvo en parques llenos de niños con padres orgullosos, en museos de ciencia, en la universidad de filosofía y letras donde creía que le darían incluso preponderancia, se metió en las redes sociales y pasó por el Congreso de la Nación. Se acercó a niños, jóvenes, adultos y ancianos. Anduvo entre hombres, mujeres, hombres que se sentían mujeres y mujeres que se sentían hombres. Buscó entre diferentes oficios y profesiones. Pero siempre con el mismo trato recibido en el bar. Algunos ni siquiera se molestaban en echarla, simplemente ignoraban su presencia.

La Razón cayó en una profunda depresión, no había encontrado en el mundo a nadie que la valorara. Ni hablar ya de que la convocaran, ni siquiera se daban vuelta a mirarla. Sin un lugar dónde ir, sabiéndose sola y abandonada, caminó paso a paso hacia el pico más alto de la montaña más alta. Pensó que la vista desde allí sería maravillosa, que abarcaría tanto que le permitiría encontrar a la única persona que la buscara y la quisiera. Pero al ver que ese ser no existía, dio un pequeñó paso hacia adelante y se dejó caer. Ya nadie debería temer su molesta intervención. La Razón, había dejado de existir.

ISRAEL, ALLÁ VAMOS!!!!!

-©Todos los derechos reservados-

 

Comparte esto:

  • Tweet
  • Correo electrónico
  • Compartir en Tumblr
  • Más
  • Telegram
  • WhatsApp

Me gusta esto:

Me gusta Cargando...

OTRA MIRADA

29 domingo Ene 2017

Posted by cindyisrael in Notas

≈ 6 comentarios

Etiquetas

ayudar, ánimo, comprar, corte de pelo, depresión, ego, egocentrismo, estado anímico, felicidad, feliz, prójimo, tristeza

En mis ya casi 48 años de vida he conversado y leído a muchas mujeres que cuentan que cuando se sienten deprimidas, tristes o desganadas, levantan su ánimo cambiando su corte de pelo en la peluquería, tiñéndoselo o saliendo hacer compras. El tema es generar un cambio en su aspecto. No es mi caso y me cuesta entender, de verdad, cómo un cambio exterior puede generar un cambio en el interior de la persona. Salvo, por supuesto, que el cambio interno no sea profundo ni verdadero, sino tan de apariencia como lo que se muestra al afuera.

Pensé mucho en el tema estos días, porque de golpe se me ocurrió pensar que jamás leí ni escuché a ninguna decir que para levantar el ánimo obran un bien a otro, buscan ayudar a alguien que lo esté necesitando, llaman a alguien que sabe que está sólo o simplemente hacen algo por otro que se les ha pedido hace tiempo. Sin embargo, si cada uno se observa a si mismo cuando obra así, verá que inmediatamente su ánimo cambia radicalmente. Es una felicidad que transforma. 

Cuando alguien, por mal que se sienta anímicamente decide hacer bien a los demás, se mueve de si mismo. Deja de ser el centro del universo, que es como solemos sentirnos cuando estamos tristes o deprimidos. Lo que nos provoca ese malestar en nuestros sentimientos es sentirnos solos, nadie nos entiende ni apoya, a nadie le importamos, todo lo malo nos pasa a nosotros. Sentimos así porque somos incapaces de ver a nadie fuera de nosotros. Cuando decidimos ayudar a otros, dejamos de ser el centro de nuestras propias vidas, dejamos de vernos sólo a nosotros mismos para ver a los demás. Por eso nuestro ánimo cambia y el cambio es más profundo, porque dejamos de sentirnos víctimas.

Cómo me gustaría leer o escuchar a alguien diferente alguna vez, alguien que sea capaz de mirar distinto y que diga: YO CUANDO ESTOY MAL ANÍMICAMENTE, SIMPLEMENTE AMO Y ME SIENTO FELIZ.

APOYO.-

-Quien vuelve verdadera esta frase sin dejarla en un simple dicho, verá que su ánimo mejora inmediatamente. © Todos los derechos reservados.-

Comparte esto:

  • Tweet
  • Correo electrónico
  • Compartir en Tumblr
  • Más
  • Telegram
  • WhatsApp

Me gusta esto:

Me gusta Cargando...

ISRAEL ESTÁ DE DUELO

28 miércoles Sep 2016

Posted by cindyisrael in Notas

≈ Deja un comentario

Etiquetas

claridad, dolor, duelo, fallecimiento, fundador, hombre, Israel, líder, lucidez, país, político, soñador, trabajador, tristeza

Hoy empezó el día como cualquier otro día, normal, nada distinto a otras veces. Sin embargo, no es un día más. Aunque todos sabíamos de la gravedad de Shimon Peres, la esperanza es lo último que se pierde y muchos esperábamos un milagro. Pero no se produjo. La vida de este gran hombre se apagó definitivamente y saberlo fue como un baldazo de agua fría.

No voy a hablar aquí de todos los puestos que ocupó, ni de los premios que recibió, ni citaré frase suya alguna. Para eso está don Google, bastará con escribir su nombre y una catarata de información se desplegará ante sus ojos. No, yo quiero hablar del hombre.

Shimon Peres fue el último político israelí que quedaba, de los que les importaba el pueblo. Esos que trabajaban de verdad para el pueblo, para su paz y progreso. No sé si en el mundo queda algún político así, en Israel no conozco ninguno. Fue un soñador incansable hasta el final. Con la mente lúcida y clara hasta hace pocos días, cuando contando ya con 93 años y aún trabajando, tuvo un derrame cerebral. Un líder que debería ser ejemplo para muchos otros. Que a pesar de su edad aún tenía ideas modernas. Que estaba al tanto de los avances tecnológicos. Él trabajó por sus sueños, nunca bajó los brazos. 

Yo deseo para mí y para todos, que podamos llegar a su edad con la vitalidad que él tenía, con esa capacidad de adaptación a los nuevos tiempos, con esa claridad mental, con esa amor por su pueblo.

Hoy Israel está de duelo. No perdió sólo un líder político, perdió un gran hombre. Sea su memoria bendita por siempre.

DSC_0069b

© Todos los derechos reservados.-

Comparte esto:

  • Tweet
  • Correo electrónico
  • Compartir en Tumblr
  • Más
  • Telegram
  • WhatsApp

Me gusta esto:

Me gusta Cargando...

DE SU MANO

17 domingo Ene 2016

Posted by cindyisrael in Vivencias

≈ 2 comentarios

Etiquetas

alegría, aprendizaje, dolor, lágrimas, memoria, padre, papá, recuerdos, sonrisas, ternura, tristeza

Poco a poco, el dolor profundo va dejando lugar a los recuerdos que me hacen sonreír. No es que ya no esté triste en absoluto, cada tanto aún ruedan algunas lágrimas. Pero los momentos compartidos, la memoria, va ocupando cada vez más espacio.

Fue de la mano de mi papá que aprendí a interesarme por la actualidad nacional y mundial. Sé que demostraré mi edad con lo que voy a contar, pero cuando era chica y agarraba el diario Clarín para ir a leer directamente la página final, donde estaba la historieta del Loco Chávez, mi papá me retaba. No le parecía mal que leyera los chistes, sino que fuera lo único que leyera. Luego, sentándome a ver a Tato Bores cuando él lo hacía. 

Fue mi papá, que con una frase que nos reíamos por lo repetitivo, me enseñó a valorar los momentos vividos. Cuando íbamos de vacaciones en auto, siempre salíamos de noche y mientras íbamos por la ruta veíamos amanecer. Mi papá siempre decía: miren, miren, nunca saben si lo volverán a ver. Y nos causaba gracia, porque en nuestra ingenuidad, pensábamos que cada año veíamos lo mismo y que siempre todo estaría ahí, no sabíamos que algo podía cambiar de la noche a la mañana y que podía llegar un día que algo, o alguien, ya no esté.

Mi papá me enseñó a andar en bicicleta en un parque lleno de árboles. Él me sostenía la bici desde atrás, hasta que en un momento me soltó sin que yo me diera cuenta y seguí andando. 

Fue él quien me demostró más confianza para dejarme viajar en colectivo sola por primera vez para ir a la escuela. Lo que yo no sabía entonces (lo supe más adelante) era que mi papá me seguía con el auto, para asegurarse que la nena no se pasara de la parada.

Mi papá me recitaba poesías de estilo rural, algunas muy divertidas y cantaba canciones de cuando él era joven que me parecían muy ridículas. Tenía un montón de frases hechas y un humor sarcástico muy personal. Se reía más que nosotras con la Pantera Rosa, el Pájaro Loco, Los Tres Chiflados y El Gordo y El Flaco.

Vi por primera vez a Les Luthiers en el teatro cuando juntos con él y mi mamá fuimos a vigilar (salimos después y nos escondíamos) a la nena mayor que salía por primera vez con su novio de los 15 años.

Y va una lista corta, para todo lo que recuerdo compartido con él. Pero no quiero aburrir a nadie. Yo sé que ya no voy a compartir más risas ni charlas con mi papá, que ya no va a pasarme más el brazo por el hombro caminando juntos por la calle, ni voy a recibir ninguno de sus abrazos cálidos, ni lo podré llamar más por teléfono… Pero la calidez de esos recuerdos no me los podrá robar nada, aunque con el tiempo se desdibujen y no los recuerde con exactitud, las sensaciones de alegría y ternura van a permanecer siempre.

Yo quiero poder recordarlo así, con esas sonrisas amplias que tenía, con su sentido del humor tan peculiar, con sus ideas firmes que defendía, con su franqueza directa y sin tapujos. Ese era mi papá y así lo querré siempre.

DSC_3072cf

-Festejando su cumpleaños 75 en octubre del 2015. © Todos los derechos reservados.-

Comparte esto:

  • Tweet
  • Correo electrónico
  • Compartir en Tumblr
  • Más
  • Telegram
  • WhatsApp

Me gusta esto:

Me gusta Cargando...

A UNA SEMANA

01 viernes Ene 2016

Posted by cindyisrael in Sin categoría, TORAH

≈ 8 comentarios

Etiquetas

amigos, aprendizaje, Argentina, banquete, dolor, duda, duelo, eclesiastés, eclesiastés 3, eclesiastés 7, fallecimiento, pueblo, Rabino, razonar, reflexionar, tanaj, tristeza

 A una semana del entierro de mi papá, extrañándolo y con todo el dolor que siento, he pedido en la comunidad Yonat Hasher en la que participo, que me dejaran dar un mensaje. El rabino (Israel- Tedi- Horowitz) me lo permitió y ahora me gustaría compartírselos a ustedes:

Sólo Elohim* puede dar una respuesta

y decir que puerta hay que tocar.

Creo que a pesar de tanta melancolía,

tanta pena, tanta herida,

sólo se trata de vivir.

-Estribillo de Sólo se Trata de Vivir de Litto Nebbia, versionado por mí-

Cuando alguien vive un dolor muy grande, es normal hacerse o hacer preguntas. Sin embargo hay dos cuestionamientos que no me hice con el fallecimiento de mi papá: por qué él, por qué ahora. 

Quienes me conocen saben que leo el Tanaj (Antiguo Testamento) y que le creo. En el libro de Eclesiastés, en el capítulo 3, dice que todo tiene su tiempo debajo del sol. Hay tiempo de plantar y de arrancar lo plantado, tiempo de guerra y tiempo de paz. También hay tiempo de morir. Este, sin duda, fue el tiempo de mi papá. En ese capítulo dice también que Elohim lo hizo todo hermoso en su tiempo. Y aunque a mí me duela, debo aceptar que para mi papá fue hermoso y el mejor momento.

Las respuestas que yo busqué, tenían que ver con la comprensión de dos versículos del mismo libro, pero del capítulo 7 y que para mí siempre fueron un misterio:

2 Es mejor ir a la casa del duelo que ir a la casa del banquete, porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive debe poner eso en su corazón.

3 Mejor es la tristeza que la risa; porque el semblante triste mejora el corazón

-Versión de Moisés Katznelsón mejorada con la versión hebrea-

Estos días de duelo me han servido para meditar y empezar a entender estos versículos, luego de que durante tantos años fueran para mí un misterio. Por supuesto, es sólo la punta del ovillo, son mucho más profundos que las conclusiones a las que yo pude llegar, estoy segura.

Ante todo, vale la pena resaltar que dice que una cosa es mejor que la otra, de ninguna manera dice que una sea obligatoria y la otra esté prohibida. De hecho, en otras partes del Tanaj, se habla del banquete como algo positivo.

     Quiero pedirles que hagan ustedes un pequeño ejercicio de imaginación. Supongan sólo por un momento que están ustedes en un banquete, de bodas, por ejemplo. Ustedes llegan, los recibe una recepcionista que tiene una lista en su mano donde busca su nombre y le indica cuál es su mesa. En esa mesa usted será constantemente servido por los camareros. Ellos estarán atentos a cada vez que se le vacíe o empiece a vaciar la copa para volver a llenársela. Le servirán la comida y todo lo que usted tiene que hacer durante el resto de la fiesta, será disfrutar. A un banquete se va a RECIBIR: atención, comida, bebida…

Ahora haremos el mismo ejercicio, pero imaginando que usted va a la casa de duelo. Por casa de duelo, no debe usted entender casa velatoria, si no la casa de aquellos que están viviendo un duelo. Esta aclaración es importante, porque si bien en Argentina sí hay velorios de judíos, no es una costumbre judía. Se hace así por las leyes argentinas. Los judíos enterramos casi de inmediato a nuestros muertos y su familia directa hace un duelo de siete días en su casa donde es visitado por amigos y parientes. Se llama SHIVÁ, que viene de sheva (siete). Cuando alguien va a una casa donde hay shivá, se acostumbra llevar algo de comida y bebida, ayudar en lo que se pueda a los deudos (tareas de la casa, atención de los otros visitantes, dar palabras de consuelo o dar conversación para que se distiendan). Es decir, a una casa de duelo, se va a DAR.

Todos escuchamos sin dudas, la famosa frase popular: es mejor dar que recibir. Y creo que es ni más ni menos a lo que se refiere el versículo 2.

Ahora tratemos de entender el 3 ¿Acaso quiere Elohim que vivamos siempre tristes? No, en absoluto. No se refiere a eso. Acá tampoco hay una prohibición y una obligación. Esta vez les voy a pedir un ejercicio de memoria. Recuerden las veces que ustedes rieron mucho ¿podían pensar? Cuando nos reímos, la risa lo ocupa todo, nos impide pensar, reflexionar. Además, cuando uno está feliz, no suele hacerse planteos de ningún tipo, simplemente se disfruta la felicidad. Pero cuando estamos pasando por un momento doloroso, cuando lloramos, cuando estamos tristes, es natural hacernos preguntas y no se nos dificulta razonar. Una pregunta puede llevar a otra y la necesidad de encontrar respuestas a lo que estamos viviendo nos lleva a aprender cosas que nunca hubiéramos aprendido de otro modo.

Por causa de los días tan dolorosos que estuve y estoy viviendo, confirmé que algo que siempre creí firmemente es así, y es que de todo (incluso de lo malo) uno puede sacar cosas buenas. Una de las cosas buenas que saqué es el comenzar a entender estos versículos. La otra es poder rescatar todo el amor y apoyo que he estado recibiendo y que a pesar de mi tristeza no dejé de reconocer y agradecer profundamente.

Sirva esta nota como recordatorio, para que abran los ojos y puedan ver lo bueno, incluso a través de lo malo. Aunque a veces parezca tan difícil. En ocasiones, lo bueno se ve recién después de mucho tiempo, porque los tiempos de Elohim no son los nuestros. Quedará en cada uno tratar de ser paciente hasta que llegue el momento.

QUE TENGAN TODOS UNA HERMOSA VIDA.

*Elohim: Dios en hebreo.

67452_934778676569192_2068247577255722724_n

-Mi papá y yo. © Todos los derechos reservados.-

Comparte esto:

  • Tweet
  • Correo electrónico
  • Compartir en Tumblr
  • Más
  • Telegram
  • WhatsApp

Me gusta esto:

Me gusta Cargando...

CONJUGANDO EL VERBO HACER

27 jueves Nov 2014

Posted by cindyisrael in Cuentos Breves

≈ Deja un comentario

Etiquetas

árboles, bosque, desbastación, ecología, tristeza, turismo

    No tengo la menor duda de que si empiezo mi historia diciendo: había una vez un bosque; muchos dejarán de leerme al instante. Probablemente piensen que es una historia infantil, o al menos una más de tantas. Historias que transcurren en un bosque hay muchas y muy famosas: Caperucita Roja, Blancanieves y los 7 enanitos, Hansel y Gretel, sólo por nombrar las que me vienen más inmediatamente a la memoria. La diferencia entre esas historias y la mía, es que mientras en ellas el bosque es escenario, en la mía es víctima. Por eso los invito a que me sigan leyendo y se enteren lo que voy a contar. Obviamente no es una historia verdadera, sino de mi total invención y cualquier semejanza con la realidad, es pura coincidencia.

      Había una vez un bosque de hayas. Era el más grande de su especie en todo el mundo y por eso atraía tanto turismo. Estaba ubicado en la zona norte de Tlulalcan, un país del que nadie sabría nada si no fuera por estos maravillosos árboles. No tenían un desarrollo industrial, tecnológico, científico ni siquiera artístico. Su gente no presentaba ningún atractivo para los turistas y su baile folclórico era más bien apagado, oscuro, sin gracia. Por eso para ese pequeño e insignificante país, el bosque de hayas era tan importante y, para explotarlo aún más, lo envolvían de misterio. Todos daban por sentado que ese era el motivo por el cual antes de llevarlos al bosque, incluso ya en el aeropuerto, debían firmar un formulario de compromiso con sus datos personales y que era una especie de contrato, decía algo así:

Yo ………………. (escriba su nombre y apellido sobre la línea de puntos), número de documento …………….., con residencia permanente en …………………. (escriba su dirección, ciudad, provincia, país y número postal), hospedado en …………………. (escriba el nombre y dirección de su lugar de residencia temporal en Tlulalcan) me comprometo a:

  1. No recoger nada de lo que encuentre en el suelo del bosque de hayas.
  2. No recoger nada de sus árboles.
  3. No tomar fotos ni filmaciones, ni hacer dibujos, pinturas o bocetos del bosque de hayas.
  4. No contar nada acerca del bosque ni hablar de él con absolutamente nadie, ni dentro ni fuera de Tlulalcan.

Si incumpliera cualquiera de estos puntos, el gobierno de Tlulalcan podrá pedir mi extradición y seré juzgado aquí pudiendo ser mi condena desde un año de prisión a cadena perpetua no excarcelable.

Lejos de ofenderse o molestarse, todos firmaban sin el más mínimo reparo el formulario, pues lo encontraban razonable teniendo en cuenta que el misterio que rodeaba al bosque era comprensible, pues atraía aún más el turismo, casi único sustento de la población lugareña.

Un día, llegó allí en busca de paz, algo diferente en su vida y un poco de distancia de los problemas, doña Josefa Rodriguez de Cantimpalo. Era una mujer de mediana edad, muy coqueta y a simple vista parecía muy superficial, aunque si alguien se tomaba el tiempo para conocerla, descubría una mujer con un mundo interior muy rico, lleno de ideas, con mucha imaginación y muy inteligente. Medía 1, 63 metros, pesaba 57 kilos y una cintura de avispa. Rubia, con pelo ondulado y jamás salía a ningún lado sin un sombrero de anchas alas que protegiera su extrema palidez del sol. Estaba dispuesta a mantener el misterio del bosque, hasta le resultaba divertido tener que hacerlo y con mucha ilusión, al día siguiente de haber llegado, se sumó al grupo que saldría en un autobús desde su hotel hasta el bosque. En el viaje todos hablaban del tema, de la expectativa que generaba ¿qué podía tener ese bosque de hayas que fuera diferente a cualquier otro y por el cual se lo rodeaba de tanto misterio? ¿O sería igual que cualquier otro que hubieran visto, diferenciándose sólo en su enorme tamaño y lo rodeaban de tanto misterio sólo para atraer más visitas? Como fuera, suscitaba mucha intriga, risas y emoción.

Llegaron, y fue difícil contener al grupo para que descendiera con cuidado y sin riesgos del autobús, tal era la ansiedad por conocer el bosque. Al entrar a él hubo que contener a algunas personas que casi se desmayan, otros se pusieron rojos de furia y no faltaron quienes se pusieron a llorar desconsoladamente llenos de angustia, bronca, dolor y sensación de importencia. Pero a pesar de las diversas reacciónes, había algo en común a todos, el conocimiento de haber sido estafados. Josefa se encontraba entre los que no podían dejar de llorar, pero también gritaba enojada. No era normal en ella ese tipo de reacciones, sin embargo esto la superaba y tramó un plan para evitar que nadie más fuera estafado. Si la gente del lugar necesitaba delinquir para vivir, no sería ella quien los ayudaría, se negaba a ser cómplice por muchos papeles que hubiera firmado y los lugareños deberán empezar a aguzar su ingenio e inteligencia si quieren sobrevivir.

Josefa no espero para volverse a su casa, había planeado quedarse diez días, pero no estaba dispuesta a mantener ni por un segundo más a esos sinvergüenzas. Cuando bajó del avión, su marido la estaba esperando, la abrazo con alegría, pero a ella no se la veía nada contenta, más bien estaba triste y furiosa a la vez. No quiso hablar hasta que llegaron a la casa, y entonces dio a conocer a su esposo todos los pormenores y sus planes, su marido estuvo de acuerdo. En menos de una semana ya tenían todas sus cosas empacadas, los pasajes comprados y se habían despedido de amigos y parientes. El viaje hasta Alúmar duró dos días, pues habían elegido ese lugar justamente por lo lejos que se encontraba del hogar. Se instalaron allí en un hotel, el cual pagaron en efectivo. Cuando al fin pudieron sacar la ciudadanía, se cambiaron el nombre y el apellido y alquilaron una hermosa casita en las afueras de la ciudad capital. Habían elegido ese país, además de por la distancia, porque no existía allí la extradición y además hablaban su mismo idioma.

Un día llegó una carta firmada por Inés Alba Mena a un periódico de poca tirada. El periódico había sido elegido precisamente porque sabían que estaba a punto de declararse en quiebra y que si no encontraban pronto una noticia revolucionaria que los diferenciara de los demás, debería cerrar y mucha gente quedaría sin trabajo. El dueño del periódico era también su director y cuando recibió la carta sintió que tenía una bomba en sus manos. Tuvo miedo, pero supo que ese temor era una buena señal. Si tenía la valentía de publicar la carta, generaría una ola de estupor, indignación y reclamos internacionales que su diario pronto se vería recompensado. Llamó a su mejor periodista, le dio la carta: -quiero que la publiquen en página central. Pero antes que visites a su autora y le hagas una nota. Vamos a actuar como estos indecentes, pero por una buena causa, no vas a tomarle fotos, la rodearás de misterio y la carta se publicará con la firma: un ser humano preocupado.- El periodista también se asustó, pero a la vez le divertía la idea y no tardó nada en llegar al domicilio de Inés Alba Mena que, como ya se habrán dado cuenta, era ni más ni menos que doña Josefa. Accedió de buen grado, no sólo a la nota, si no al plan del director del periódico y se felicitó a si misma por haberlos elegido, ya que a nadie más envió su misiva.

La nota que le hicieron se publicó rodeando la carta que figuraba en el centro de la página de manera destacada. Era un poco larga, muy clara y describía muy bien los sentimientos de su autora. Decía así:

Mi muy estimado director del diario Luz Candente:

tengo a bien dirigirme a usted, porque estimo que no le faltará la valentía para, como el nombre de su diario lo indica, poner luz en medio de la oscuridad. Le escribo llena de indignación y tristeza y espero que al enterarse de lo que tengo para contar, usted y todos los ciudadanos de bien, se hagan eco de mi reclamo, me ayuden a develar la verdad y a que los estafadores internacionales de Tlulalcan no puedan continuar con sus malas acciones. Sé que lo dicho suena fuerte y es una acusación muy grave, pero me hago absolutamente responsable de lo que digo.

En todo el mundo es sabido que el bosque de hayas de Tlulalcan no sólo es el más grande del mundo, si no que lo rodea un gran misterio, provocado sobre todo, por el gran silencio que nos imponen apenas llegamos a dicho país. Nadie nunca se ha quejado del compromiso que nos obligan a firmar, antes lo vemos con simpatía y curiosidad, pero es imposible mantener esa actitud al descubrir la enorme estafa en la que todos nos vemos envueltos y de la cual, mediante el contrato que todos firmamos, nos obligan a ser cómplices. Pues bien, me niego a serlo, no callaré y hoy sabrán cuál es el misterio que rodea a dicho bosque.

Deben saber los que nunca tuvieron la oportunidad de ir, que el sitio está vallado con un cerco hecho de la madera de haya precisamente. Lo más grave de eso, es que el único lugar donde veremos las hayas, será en ese cerco. Apenas entramos nos damos cuenta de la terrible y dura realidad. El bosque debe llevar así de desvastado muchísimos años, si es que alguna vez fue un bosque, ningún rastro así lo indica. Se trata de una especie de predio lleno de arena plana dónde sólo encontraremos algunas mesas para pícnic, unas cuantas parrillas, unos puestos de bebidas y comidas ligeras y otros de recuerdos para llevar de regalo y nada más, ni la menor sombra ya no de hayas, de ningún tipo de árbol. Nadie después de algo así tiene ganas de comprarle nada a esa gente. Sin embargo «el bosque» está lo suficientemente lejos de la ciudad como para no poder volver andando y el chofer del micro está en el negocio y se niega a llevarnos hasta la hora pactada que son cinco horas después. Con tanto tiempo es imposible no claudicar y terminar comprando aunque más no sea una botella de agua mineral. Y quien dice agua, dice unas galletitas, o un sandwich.

Firmamos un compromiso de secreto al entrar al país en el cual se nos amenaza hasta con prisión perpetua si contamos lo que vimos, ahora entendemos por qué y entenderá usted que haya dejado mi país y me cambiara el nombre para desenmascarar a estos sinvergüenzas.

Espero que mi reclamo sea leído por gente con la suficiente influencia para hacer el reclamo internacional de la forma más conveniente.

Atte.

Un ser humano preocupado

     Como esperaba el director del diario, la nota, pero sobre todo la carta, había sido como una enorme bomba. Se vieron obligados a ampliar la tirada y a agregar una edición. Les llovieron cartas llenas de indignación de gente que ya tenía sus pasajes para ir y que exigían que les devolvieran el dinero. Las asociaciones de ecologistas organizaron marchas de repudio frente a la embajada de Tlulalcan y pidieron la cabeza de los ministros de turismo, de exteriores y del propio presidente de la nación. El tema fue llevado a la ONU y debatido con la furia que hacía mucho nadie ponía ni por temas como pueblos enteros sometidos por la guerra o el hambre. Se formó una comisión de investigación que tomó un compromiso: si la denuncia del ser humano preocupado era cierta, se juzgaría al gobierno de Tlulalcan y se lo expulsaría de la ONU, además de exigir la prisión del Presidente y sus ministros, pero si era falsa, se mantendría el silencio y el misterio que rodeaba a dicho bosque y se buscaría y juzgaría por difamación a la autora de la carta.

     No necesito decirles los resultados de la investigación. Josefa pudo recuperar su verdadero nombre y volver a su país donde fue recibida como una heroína. El diario Luz Candente recibió un premio de periodismo comprometido con la verdad y la justicia, pudo sanear sus deudas y aumentó sus ejemplares vendidos.

     Y Tlulalcan… los ciudadanos despojados de su principal fuente de ingresos debieron buscar otras formas de prosperar. Se destacaron en literatura, dando con el tiempo los mejores autores en toda la historia de la humanidad de novelas de misterio.

     Y colorín y colorado, este cuento no ha terminado, porque aunque nos duela y este cuento no refleje una historia real, los bosques maltratados, explotados y desbastados, lamentablemente sí existen. De nosotros depende exigir su reforestación y medidas internacionales para no quedarnos sin esos maravillosos guardianes que nos dan sombra y purifican nuestro aire.

HONGO.-

– Parque Goren, norte de Israel. © Todos los derechos reservados.-

19 de febrero del 2012

Comparte esto:

  • Tweet
  • Correo electrónico
  • Compartir en Tumblr
  • Más
  • Telegram
  • WhatsApp

Me gusta esto:

Me gusta Cargando...

Member of The Internet Defense League

BUSCADOR

Blog de WordPress.com.

Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso.
Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí: Política de cookies
  • Seguir Siguiendo
    • FILOIDEAS
    • Únete a 54 seguidores más
    • ¿Ya tienes una cuenta de WordPress.com? Accede ahora.
    • FILOIDEAS
    • Personalizar
    • Seguir Siguiendo
    • Regístrate
    • Acceder
    • Denunciar este contenido
    • Ver sitio web en el Lector
    • Gestionar las suscripciones
    • Contraer esta barra
 

Cargando comentarios...
 

    A %d blogueros les gusta esto: