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FILOIDEAS

~ Mis opiniones, ideas y cuentos escritos en Israel

FILOIDEAS

Archivos de etiqueta: gente

Seguridad y Humanismo

13 miércoles Jun 2018

Posted by cindyisrael in Notas

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adaptación, aquarius, artículos, barco, campo de refugiados, cultura, dignidad, educación, embarcación, España, experiencia, familia, gente, guerra, historias, ideas, inmigrantes ilegales, Internet, Italia, mar, mundo, noticias, opinión, política, refugiados, sueños, trabajo, viaje, viajes, vida, visión

Italia rechazó que la embarcación Aquarium desembarcara en sus costas a más de 600 inmigrantes ilegales o refugiados, llámelos usted como prefiera. España, con recién estrenado gobierno de izquierda los recibió. Hasta ahí la noticia, ahora habría que analizar todos los pormenores que de ella se desprenden y que no es tan fácil como parece.

     Hoy leí un mensaje en Twitter de un usuario llamado Luisma López que decía: «Si alguien se está ahogando, se le saca del agua. Y punto. Después, si quieres, debatimos cómo conseguir que no se tire más gente al agua. Pero no mientras la persona se ahoga. Después de sacarla del agua. Esto no debería depender de ideologías. Es ética básica.» Y la verdad sea dicha, en eso le doy toda la razón. Pero, siempre hay un pero, hay que tener en cuenta que esta situación no es nueva, que Europa ya sabe que existe y que hay mucho que hacer previendo que volverá a ocurrir. Por ejemplo: rescatan a esa gente de morir ahogados, genial ¿Para qué, para que luego mueran de hambre en tierra? Es decir, el rescate está muy bien, pero debe ir acompañado de políticas adecuadas.

     Sabiendo como ya dije anteriormente que se puede prever que volverá a pasar, Europa tiene mucho trabajo por delante. No es justo que se le exija al mundo que resuelvan los problemas de otros países que no han hecho nada por resolver el propio más que matarse unos a otros. Pero tampoco es justo dejar desamparadas a las víctimas de la maldad de los gobernantes de esos países ¿Cómo se resuelve? Con políticas adecuadas en el país que los recibirá. Meter a miles de personas en un campo de refugiados es una solución primaria, pero insuficiente. No se los puede tener ahí por siempre ¿Se les dará cursos del idioma del país en el que están? ¿Se les dará el estatus de ciudadanos o de residentes atemporales? En mi criterio debería ser este último, ya que si les preguntan, muchos asegurarán que desean volver a sus tierras cuando acabe el conflicto que los ha echado de allí. También hay que tener en cuenta que muchos son profesionales, deberían poder homologar sus títulos para poder trabajar de aquello para lo que estudiaron. Sin duda hay mucho por hacer en este punto y más que no he incluido.

     Pero no es lo único a resolver ni a tener en cuenta. Por mucho que nos duela, la verdad es que entre los refugiados (y esto no es un mito) se mezclan algunos terroristas que se aprovechan de la bondad europea por esa pobre gente ¿Cómo se garantiza la seguridad de toda una nación sin desamparar a los que no son terroristas, sólo víctimas? Ese es otro punto a analizar y tener en cuenta. Y hay más cosas que quienes los rechazan argumentan y que , en parte, tienen razón. La mayoría de esos refugiados son musulmanes y es una cultura que en gran parte no está dispuesta a adaptarse al país al que llegan, pretenden que el país que los recibe se adapten a ellos. Y no es justo, mínimamente por agradecimiento deberían bajar sus niveles de exigencia. Hemos visto como en algunos países han cambiado algunas costumbres por no ofender a los musulmanes. No me parece bien. Pero el problema no es sólo de los islámicos, es principalmente de los países que les abren las puertas. Al hacerlo deberían dejarles las cosas claras: éstas son las leyes y costumbres de este país que te recibió, si las aceptás y las respetás serás bienvenido, sino, hay muchos otros países musulmanes que tienen las mismas costumbres que vos a donde podés ir.

     Ser humanitario es maravilloso, abrir el corazón y liberarlo de prejuicios es ideal. Pero el humanismo no puede ser nunca hacia un sólo lado. Si soy humanitario lo soy con todos, con los refugiados y con los ciudadanos del país al que llegan también. Recibir refugiados es tener buen corazón, hacerlo sin políticas adecuadas para que su vida y la de los lugareños sea digna, no lo es. Yo entiendo que según la ideología de cada uno, habrá quien tenga una opinión sobre el tema diferente a otras. Pero cualquiera sea tu ideología, no deberías hablar de esto a la ligera, ni juzgar a un gobierno que rechaza o recibe a cientos de personas que han sido rescatadas del mar. Porque nada es tan sencillo como parece y son muchos los factores a analizar, tener en cuenta y resolver. Pero sobre todo, un consejo: no comparemos. La situación de esta pobre gente no es comparable a la de ninguna en la historia de la humanidad por muchas razones que alargarían demasiado esta nota, pero que de algún modo, están implícitas en ella también.

     Y recordemos, todos tenemos derecho a una vida digna y a ser felices.

©Todos los derechos reservados.

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DEBATIR, ESE SANO EJERCICIO

07 miércoles Dic 2016

Posted by cindyisrael in Notas

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aaprender, cerebro, culto, cultura, debate, debatir, discusión, ejercicio, enriquecimiento, enseñar, gente, inteligencia, mente, paciencia, personas, variedad

Que un debate sea un sano ejercicio o una pérdida de tiempo, lo definen quienes participan en él. Hay varios tipos de personas que pueden participar de un debate: gente respetuosa, inteligente y culta; gente aburrida que le da vergüenza reconocer que no sabe sobre algún tema, gente que necesita una excusa para tener donde descargar sus frustraciones, gente que tiene algo para enseñar y también está dispuesta a aprender de los demás, gente tolerante y gente impaciente. No es difícil, con esta lista y otros más que podríamos agregar, suponer en qué ocasiones el debate sería sano.

Pero no sólo afirmo lo saludable del debate, cuando en él participa gente respetuosa, inteligente, culta, tolerante y que está tan dispuesta a enseñar como a aprender; sino que agregué la palabra ejercicio. Y lo es. Es un ejercicio para la mente. Nuestro cerebro también necesita que se lo mantenga sano y en forma. Los neurólogos afirman que una manera de evitar o retrasar el Alzheimer es ejercitando el cerebro. Sugieren crucigramas, rompecabezas, sopas de letras… Pero yo agregaría el debate. 

El motivo por el cual afirmo que es un sano ejercicio es simple. Ya establecí en qué caso me parece que es sano. Ese tipo de personas establecen un desafío a la inteligencia. Es como resolver un enigma. Cuando tenemos que argumentar nuestra postura, debemos indagar en nuestra mente y extraer de ella lo mejor que tengamos. Si fuéramos como esas personas que cuando se quedan sin argumentos recurren al insulto y la humillación, no sólo no lograríamos el desarrollo de nuestro cerebro, lo atrofiaríamos. Estoy convencida que cuando no utilizamos nuestra inteligencia, esta se atrofia. En cambio si la ponemos en práctica la desarrollamos e incrementamos.

Por eso, esta breve nota de hoy les propone un desafío, anímense a debatir en temas que ustedes conozcan, con argumentos válidos. Traten de contener la impotencia, la bronca y la impaciencia que puedan provocarles algunas respuestas y dejen trabajar a vuestro cerebro con total libertad. Al final del debate, hayan logrado o no que quienes discuten con ustedes les den la razón, sentirán que hasta disfrutaron del mismo.

Recuerden que debatir no implica pelear y que saldrán de él, enriquecidos.

EN LA VARIEDAD ESTÁ EL GUSTO.-

-No importa que no lleguemos nunca a una idea en común, la variedad de opiniones enriquece. © Todos los derechos reservados.-

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CRÓNICA DE UNA EMIGRACIÓN NO ANUNCIADA (6)

10 viernes Jun 2016

Posted by cindyisrael in Vivencias

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autobús, bolsos, colectivo, gente, Israel, transporte, transporte público, tren, viajar

-CAPÍTULO 6-

VIAJAR ES UN PLACER

     Para un inmigrante recién llegado, sin ninguna duda. Las comparaciones son inevitables y cuando vemos que los trenes tienen asientos tapizados que hacen juego con la alfombra, mesitas en cada grupo de cuatro asientos con huequito para apoyar el vaso, bolsa de basura y que además están enteros y los baños tienen siempre papel higiénico, es inevitable maravillarse. Y cuando siendo porteños vemos que la gente viaja sentada en los autobuses y que las pocas veces que hay alguien parado es por decisión propia o en todo caso son unos pocos, nuestra admiración aumenta. Si encima le sumamos lo que conté en otro capítulo sobre los taxis colectivos y su manera confiada de pagarlos y que los transportes en general cumplen su horario y cuando no te avisan por altoparlantes, pues es inevitable sentirse como en el paraíso.

     Claro, la perfección absoluta no existe, y pedirla sería desubicado e injusto, porque nosotros mismos no somos perfectos. Generalmente esa imperfección visible no está relacionada con las compañías de transporte, si no con la misma personalidad de árabes e israelíes que viajan y conducen esos medios de transporte (la mayoría de los conductores de los taxis colectivos son árabes). Lo que más suele molestar es que hay gente que parece creer que sus bolsos, bolsas y carteras están agotados y necesitan sentarse para descansar. Es muy fastidioso verse en la necesidad de pedirles que lo saquen. En general lo hacen sin la menor protesta, pero una se siente incómoda teniendo que hacerlo. Eso de todos modos no es lo peor. Lo que es más insoportable son las personas que sabiendo que todos los autobuses tienen portaequipajes y que pueden pedirle al chofer que lo abra para guardar sus equipajes, viajan con bolsos enormes, valijas o ambos a la vez que colocan en el medio del pasillo. Más de una vez lamenté no tener alas o por lo menos no haber practicado salto en alto. Ya que mis piernas son cortas para sortear tanto bulto, al menos podría haber saltado en alto para sobrepasarlo. En el tren hay también lugar para el equipaje, pero es asombroso la cantidad de gente que lo olvida. Las madres suben con el cochecito con el bebé adentro. A nadie se le ocurre alzar a su hijo y plegar el aparato que ocupa el lugar de una persona. En los autobuses eso no suele ocasionar un problema, porque hay un espacio para eso y sillas de ruedas donde suelen ubicarse, pero el tren suele ir repleto, aveces no hay donde sentarse, sobre todo los sábados a la noche cuando retorna el servicio y eso es francamente insoportable. Fuera de eso, cabe aclarar que la gente aquí muchas veces se pelea por muchas cosas, pero nunca vi una discusión por un quítame de allí ese bolso o por interferir el camino, en ese sentido todos poseen una gran comprensión.

     Cabe contar también, que en general todas las estaciones están bien cuidadas y limpias, que los empleados suelen ser solícitos ante el pedido de información y que podemos consultar por Internet los horarios de trenes y autobuses. que en ambos casos se ha pensado en los discapacitados, que para bajar y subir a los andenes hay ascensores y rampa para subir a ambos medios de transporte.

     Y sí, pese a los personajes que nos podemos llegar a encontrar, a los choferes que gritan por cualquier cosa y a esas molestias mencionadas, viajar en Israel sigue siendo un placer.

AUTOBÚS DE JERUSALEM CMA.-

© Todos los derechos reservados.-

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CRONICAS DE UNA EMIGRACIÓN NO ANUNCIADA (1)

04 sábado Jun 2016

Posted by cindyisrael in Vivencias

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Aco, Ako, Alejandro Lerner, amigos, curso de hebreo, familia, gente, hebreo, Israel, jaula, Nahariya, paseos, perro, recital, tráfic, ulpán

 -CAPÍTULO 1-

 HACIENDO AMIGOS

     La ventaja de venir a Israel en un plan como el nuestro, es la mayor facilidad para conocer gente que optaron por lo mismo y con quienes podremos compartir nuestras experiencias. El hecho de que seamos vecinos y en un kibutz*, facilita el acercamiento.

     Al lado nuestro vivía una familia uruguaya compuesta por dos nenas, un bebé y los padres. Cuando me enteré me alegró pensar que tendría con quien tomar mate, pero estos uruguayos eran la excepción que confirma la regla ¡y no tomaban mate! Aunque la manera de hablar de ellos era muy similar a la nuestra, cada tanto surgían expresiones o palabras que nos causaban gracia: como la vez que la madre de los chicos, sabiendo que su marido y ella se retrasarían, me pidió que le avisara a la hija mayor que tenía la comida pronta en la heladera. Me divirtió la idea de que la comida estuviera apurada. Ellos habían llegado el día anterior y ella estaba dispuesta a probar todos los nuevos sabores que este país le ofrecía. Así que, cada vez que iba al colbo (como un almacén autoservicio donde hay de todo) compraba algo nuevo y bastaba que yo pasara por debajo de su ventana para que me diera a probar. El padre de familia no tardó en alquilar un automóvil, aprovechando que por unos meses podía utilizar el registro que traía de su propio país. Alquilaba una especie de tráfic y varios nos apuntábamos. De esa manera pudimos pasear con amigos y disfrutar mucho, además de conocer algunos lugares cercanos a donde vivíamos. Uno de los paseos que más recuerdo y donde más disfrutamos todos, chicos incluidos, fue a una especie de balneario a orillas del lago Kineret (Mar de la Galiliea), que tenía piletas y toboganes de agua.

     Al lado de los uruguayos y a dos casas de nosotros, vivía un tucumano casado con una mendocina, una niña un año menor que el menor mío y un perro policía. No los conocimos en el kibutz, sino en el aeropuerto. Aunque viajaron en otro avión, llegaron el mismo día y casi a la misma hora. Nos dieron un susto bárbaro por un minuto que luego recordaríamos siempre entre risas. Tenían la jaula con el perro junto al transporte que los llevaría a ellos al kibutz. Nunca entendí por qué si íbamos al mismo lugar no viajamos juntos. Cuando vemos que están por abrir la jaula del perro. Pensamos que estaban locos, semejante tamaño de perro, después de tantas horas de encierro, podía hacer terribles descalabros y comernos vivos a todos. Para nuestra sorpresa, Orión (así se llamaba), salió mansamente de su jaula y no dijo ni mu. Además de que había sido sedado para soportar el viaje, era el perro más tranquilo que vi en mi vida, si lo escuchamos ladrar una vez, creo que fue mucho. La amistad con ellos se hizo estrecha y continuó con los años. Vivimos juntos muchas cosas y algunas divertidas anécdotas que mi marido ya se ocupo de relatar en sus cuentos. El hecho de que cada uno haya ido a vivir a ciudades diferentes nos distanció un poco. Pero el cariño está intacto y cada tanto nos vemos o nos hablamos, aunque el tiempo que representa cada tanto es tristemente cada vez mayor.

     En una de las charlas que dieron en la Sojnut (la agencia judía) para los que íbamos a venirnos, nos presentaron a una pareja de recién casados que viajaría el mismo día que nosotros. No sabíamos que también tenían el mismo destino. Compartimos el viaje en avión, pero no estuvimos juntos en el aeropuerto. Fue una sorpresa encontrarlos en el kibutz. A ella le costó adaptarse, todo lo veía negativo a pesar de que éramos muchos los que tratábamos de ayudarla para que viera las cosas de otra manera, no tardó muchos años en volverse a Argentina. Él vive en Tel Aviv, una vez por año nos visita, suele recordarnos y felicitarnos por nuestro aniversario de israelíes y cada tanto nos hablamos, sobre todo para contarnos las novedades importantes que surgen en nuestras vidas. Fuimos juntos, durante un tiempo al ulpán (curso de hebreo) y alguna de las anécdotas vividas con él también fue escrita por mi esposo.

     Otra pareja de recién casados había llegado varios meses antes que nosotros. Aún no tenían hijos ni ella estaba embarazada cuando nos conocimos, pero les encantaban los chicos. Varias veces ella me hizo el favor de cuidarme los míos, los cuales disfrutaban muchísimo con ellos. Poco a poco él empezó a aprender más sobre religión con los ortodoxos y se fue metiendo más y más con ellos. Hoy día son una familia compuesta por cuatro niños, otro en camino y ellos, ortodoxa. Muy de vez en cuando nos hablamos por teléfono, aunque viven en Aco que está a sólo 10 minutos de Nahariya, nos vemos aún menos. Fuimos una vez a cenar a casa de ellos y sus hijos se encariñaron en seguida con nosotros, son muy dulces, y tienen pendiente una visita a nuestra casa en la que prometimos ponerles todo descartable.

     Ellos llegaron después de unos meses de haberlo hecho nosotros. Una familia compuesta por dos argentinos y dos venezolanitos hermosos. El mayor de sus hijos se hizo enseguida amigo del mayor nuestro. Vivieron doce años en Venezuela antes de venirse. Se adaptaron muy bien en seguida, ella venía con un excelente nivel de idioma y no tardaron casi nada en encontrar ambos un buen trabajo. Sin embargo se volvieron a Argentina, más que nada sentían la necesidad de la familia. Allí también encontraron pronto trabajo y finalmente volvieron a Venezuela. Sigo en contacto con ella a través de Facebook y cada vez que veo la foto de sus hijos me sorprendo al ver lo grandes que están.

     Éramos varias familias, y no nos hicimos amigos de todos, aunque con algunos tuvimos más afinidad que con otros. Hay con quienes nos llevábamos más, pero no profundizamos. Tuvimos sorpresas, como que gente a la que apreciábamos terminaran siendo más amigos de mi hermana y mi cuñado. O encontrarme con alguien con quien me había encariñado muchísimo en el recital de Alejandro Lerner fundiéndonos en un gran abrazo. Hay afectos que se han quedado para siempre en un rincón de nuestro corazón, pero con los que por esas vueltas de la vida, no seguimos el contacto. Para todos ellos y los que no mencioné pero saben que los quiero, un abrazo enorme y todo mi cariño.

CLARITA, ORIÓN Y DANI EN EL KIBUTZ JOKUK.-

-Mi hijo menor con la hija de unos amigos y Orión. © Todos los derechos reservados.-

*Kibutz: granja comunitaria, actualmente funcionan más como barrios privados.

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BITÁCORA DE VIAJE. Días 11 al 14- Cansados pero felices.

09 sábado Abr 2016

Posted by cindyisrael in Vivencias

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adolescente, amigas, amigos, aprendizaje, burjassot, charla, dibujo, España, exposición, fotografía, gente, Mont Juit, mujer, niña, niño, valencia

     Lo sé, es cierto, dejé pasar varios días. Es que el cansancio me superó. Hoy me obligué a escribir, para que no se me acumule tanto y termine olvidando algo. Me gustaría poder retener cada vivencia metiéndola en una cajita, para que nada se pierda. Por lo pronto me llevo Madrid, Valencia, Barcelona, Lleida y Montblanc en mi tarjeta de la cámara. Son tantas fotos, tantos lindos recuerdos, tanta belleza la que hemos podido observar, que será difícil elegir qué fotos compartirles……
     El 29 de febrero nos encontramos con una amiga de Bolsón, Río Negro, Argentina. Cuando la vimos por última vez era una adolescente. Ahora es toda una mujer. Nos invitó a almorzar a su casa, donde convive con otra mujer que también conocimos cuando apenas estaba saliendo de la niñez. La emoción y ciertos abrazos, no son fáciles de describir con palabras. La comida fue tan buena como la charla.
     Después de comer, se ofreció a hacernos de guía y pasear con nosotros. Por supuesto que aceptamos, nos encanta esa manera de conocer, con la gente que vive en el lugar. Fuimos a caminar al Mont Juit. Es mucha subida, pero el cansancio y la agitación del esfuerzo valen la pena. El sitio es hermoso y ofrece unas vistas preciosas. Desde allí vimos la zona portuaria y parte de la ciudad. En parte de la subida, el puerto se visualiza a través de un bosque, sin palabras. Esta bella mujer, estaba preocupada porque pensaba que nos quedaría el cuerpo dolorido por varios días. No voy a negar que quedamos agotados y algo doloridos; pero al día siguiente anduvimos a las andadas (nunca mejor dicho).
     Quisimos estar temprano en el hotel. No tanto por el cansancio, sino porque al día siguiente nuestro tren a Valencia salía temprano y había que preparar las valijas. Esta vez el viaje fue más llevadero, porque sacamos un pasaje que, aunque algo más caro, nos permitía viajar más cómodos. En el vagón había maletero y de esa manera nuestras valijas, por independientes que fueran, no podrían irse de paseo solas por ahí.
     Llegamos a Valencia, nos acomodamos en la pensión y nos fuimos a Burjassot luego de almorzar. Nos quedamos todo lo que pudimos, nos encontramos con algunos lindos mensajes en el cuaderno y una sorpresa, uno era de una niña de 8 años. Otros me dejaron sus dibujos y yo me morí de amor. Lo lindo de estar presente, es la oportunidad que tengo de charlar y conocer gente. Ese día fue bastante corto, no hicimos mucho más. Entre la caminata del día anterior, el viaje y la exposición, estábamos bastante agotados.
     Ayer caminamos mucho a la mañana. Conocimos una zona de la ciudad que no habíamos visto aún, preciosa. Más subidas y bajadas, idas y vueltas, pero fue un placer. Almorzamos temprano, queríamos estar antes en Burjassot, ya que no podríamos quedarnos mucho tiempo, puesto que había arreglado con una amiga que vive ahí que nos vendría a buscar en su auto para pasear juntos. Al paseo se sumo otra amiga suya, que vive en la ciudad de Valencia.
     Para salir de Burjassot, hay que pasar por partes de la ciudad que no habíamos llegado a conocer y supimos que era más grande de lo que pensábamos. Se pasa enseguida a la ciudad de Valencia, sin darse una cuenta. Pasamos a buscar a la amiga antes mencionada y nos fuimos a conocer y tomar mate en la Marina de Valencia. Es preciosa, las playas son anchísimas y la compañía fue espectacular. La pasamos muy bien, vimos el atardecer y la amiga que nos acmpañó me contó otras cosas nuevas a las que ya me habían contado. Recomiendo pasear así, se aprende mucho y es muy enriquecedor.
     Luego de tanta caminata ese día, ya no teníamos fuerza para mucho más y nos fuimos a dormir sabiendo que necesitaríamos levantarnos temprano. Decidimos usar la mañana para ir a la lavandería, sacar los pasajes para Madrid e ir a visitar una exposición de Picasso donde también hay obras de un periodo figurativo suyo que nos habían recomendado el día anterior.
     Los planes no siempre salen como una quisiera. Después de bastante andar, llegamos al centro de exposiciones diez minutos antes de que cerraran. Algo decepcionados y, ya sabiendo el horario, decidimos ir más temprano mañana. Como había que llenar el tiempo, caminamos aún más. Decidimos pasar al hotel a descansar un poco. Me terminé el libro El Caso Lovental de nuestro amigo Fidel Vilanova que nos lo regaló cuando nos vimos en Madrid y que se los recomiendo. Engancha y no dan ganas de dejar de leerlo.
     Estuvimos en la exposición desde las 17:00hs. Hablé con mucha gente y muchos la vieron. El plan era irnos a las 20:00hs., pero no pudimos cumplirlo. Seguían llegando personas y me puse a hablar con algunos de ellos. Me llené de ternura, cuando un nene chiquito llamó a su mamá varias veces para que viera una foto que había llamado su atención. Luego, otra niña un poco más grande y que me dejó unos hermosos dibujos en el cuaderno, me dijo que esa era la foto que más le había gustado. En cuanto hubo un hueco, nos escapamos, sino no nos íbamos más.
     Mañana será el último día. Desmontaremos las fotos y nos iremos el sábado a Madrid. Voy a extrañar Burjassot y Valencia, pero me esperan nuevas vivencias que quiero experimentar y que estoy abierta a disfrutar a pleno como vengo haciendo hasta ahora. No sé si mañana estaré en condiciones de escribir, por las dudas, los saludo con un hasta pronto.

Valencia, España, 04/03/2016, 00:25hs.

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BER SHEVA ES UN DESFILE

01 lunes Feb 2016

Posted by cindyisrael in Vivencias

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atuendos, árabes, beduinos, Ber Sheva, drusos, fotografía, gente, guerra, historia, Israel, judíos, mujeres, musulmanes, Pozo de Abraham, pueblo, ropa típica, terrorismo, terroristas

Hay que tener en cuenta que estuve sólo unas cuantas horas de un único día y que por ende, no conociendo además la zona, me limite a una parte acotada de la ciudad. Sabiendo esto, sabrán que me refiero en todo momento a la experiencia vivida por mí y que bajo ningún concepto es una descripción fidedigna de la vida allí.

Teniendo en cuenta que no conozco la ciudad, los consejos de una amiga que sí reside allá, que ya hubo un atentado en la misma y el motivo específico que me llevó a ella (tomar fotografías nuevas), busqué ser prudente. El día anterior traté de organizar mi viaje. Busqué en Internet qué había y qué me convenía visitar, lo consulté con la amiga antes mencionada, verifiqué que hubiera una manera sencilla de viajar (en mi caso se traduce en tren y tracción a sangre, la de mis dos piernas), revisé horarios del tren, me anoté el recorrido que debía hacer, planeé lo que debía llevar, el horario que necesitaba levantarme y me fui a acostar tranquila pensando en el día siguiente.

El viaje de ida duró tres horas y veinte minutos. Largo, pero bastante soportable teniendo en cuenta la comodidad de los trenes israelíes, al menos hasta que se empieza a llenar de gente y una se pregunta por qué no fue al baño unos minutos antes (levantarse significa perder el asiento). Tratando de contener mi vejiga, aproveché el Wi-Fi del tren que es gratis y traté de distraerme con videos de You Tube. Debo confesar que la necesidad de eliminar líquido no era lo único que me preocupaba. Mi amiga me había explicado que por la zona donde yo quería ir, había muchos musulmanes. Cualquiera que sigue mi blog sabe que estoy lejos de discriminar a nadie. Sé, me consta, que no todos los musulmanes son terroristas. El problema es, que al menos en Israel, todos los terroristas son musulmanes. Y por muy integradora que sea una, es difícil diferenciar sin conocer a alguien cuál es el bueno y cuál el malo. 

Confiando en Elohim* e ilusionada me bajé en la estación dispuesta a correr al baño de damas, en el cual había una larga cola de mujeres esperando el turno con la misma esperanza que yo. Cuando al fin salí, me encontré con que habían dos salidas. Queriendo seguir mis anotaciones, pregunté a un empleado por cuál me convenía ir. Lo recuerdo ahora y me lo imagino como el lobo de Caperucita Roja ¡¡¡NO VAYAS POR AHÍ, ES EL CAMINO MÁS LARGO. YO TE PROPONGO UNO MÁS CORTO!!! Quien asegure que los cuentos infantiles nos dejan alguna enseñanza, nunca se encontraron con un lobo. A pesar de toda mi prudencia decidí hacerle caso para ahorrar tiempo. A los pocos metros ya me estaba arrepintiendo ¿Para qué lado me dijo que estaba el primer semáforo, para la derecha o para la izquierda? Mientras dudaba me encontré con una señora que, cámara en mano, estaba tomando fotos a unas hermosas rosas. Pero era rusa, casi no hablaba hebreo y no sabía dónde quedaba el pozo de Abraham, que es a donde yo pretendía llegar. Varios fueron los preguntados, nulas las respuestas. Hasta que un taxista me dijo que caminara hacia allá y eso hice. Cuando estaba por desesperar, pregunté a alguien que le faltó poco para decirme: HAY QUE SER IDIOTA PARA TENER ENFRENTE LO QUE SE BUSCA, CON UN CARTEL GIGANTE Y PREGUNTARME A MÍ. No me lo dijo, pero seguro que lo pensó y yo queriendo que me trague la tierra. Como la tierra no me tragó, simplemente crucé la ruta (en Israel muchas avenidas son rutas).

Estaba sinceramente ilusionada con sacar fotos a algo que había leído en el Tanaj** tantas veces. Pero me duró poco. No se puede sacar fotos al pozo de Abraham, hay que tramitar cien mil permisos y eso lleva mucho tiempo. La pobre empleada parecía realmente apenada por no poder ayudarme y me acompañó un pequeño tramo para aconsejarme a dónde y por qué camino ir. Le confesé que estaba un poco asustada, que me había impresionado ver a muchas mujeres que llevaban trajes que dejaban libres sólo sus ojos. Son las menos peligrosas, me dijo, son beduinas. 

Sabiendo ya que el riesgo era menor al que parecía, pero sin dejar de lado la prudencia, me encaminé al museo de arte que me había recomendado, mientras hablaba por teléfono con mi amiga que me decía que por ahí había una peatonal muy linda en tanto pasaba al lado de ella. El museo resultó estar cerrado los domingos, así que aproveché que estaba en una calle que me parecía muy pintoresca y me puse a hacer aquello a lo que fui. Asegurándome en todo momento de tener mi espalda cubierta por una pared, un árbol o un poste grueso de electricidad.

Y he aquí, ya casi en el final, lo que motivó el título de esta nota. He visto todos los trajes típicos que existen, creo, dentro de la comunidad árabe. Hermosos vestidos bordados, mujeres con pañuelos en la cabeza, mujeres vestidas completamente de negro que sólo dejaban ver los ojos, mujeres con vestidos negros y pañuelos blancos (creo que son drusas, en Nahariya son mayoría las árabes que se visten así), mujeres con vestidos negros bordados y coloridos pañuelos, mujeres con jeans ajustados y pañuelos que enmarcan la cara. Y también habían judíos religiosos, con poca variedad. Si bien la mayoría los crucé en mi camino, muchos estaban en el mercado; donde un grupo de judíos religiosos rezaban a coro, mientras al lado pasaba una mujer árabe comprando vestida con uno de los atuendos típicos.

Y esa es la maravilla de Israel, un país donde a pesar de guerras y atentados, es posible la convivencia. Como me dijo un árabe que tenía ganas de charla: no hay país como Israel, para ser maravilloso, sólo le falta tener paz.

*Elohim: D´s.

**Tanaj: Antiguo Testamento.

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ME QUITO EL SOMBRERO

27 jueves Nov 2014

Posted by cindyisrael in Cuentos Breves

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costumbres, gente, ideas, liberación, luz, masa, masificación, sombrero, sombreros

A veces estamos tan acostumbrados a determinadas cosas o situaciones que nos resultan completamente naturales y no nos planteamos cambiarlas. Chiara no era una excepción, hasta el día que caminando por la calle se puso a mirar a la gente y se preguntó: no nacemos con sombrero ¿o sí? Sin embargo todos llevan el suyo, siempre el mismo, cada día, nadie se lo sacá ni para dormir ni para bañarse, ya no sabemos qué hay debajo de ellos.

Llegó a su casa con gran inquietud, preocupada, convencida de ser una más de la gran masa de gente de la que siempre había querido diferenciarse ¡¡¡Cómo puede ser que necesitara 43 años de su vida para darse cuenta del tema de los sombreros!!!

Decidió que ese era un buen día para marcar su individualidad y como iba a bañarse, aprovechó la oportunidad. Entró al baño decidida, pero a medida que se acercaba el momento sentía más miedo ¡¡¡Había llevado tanto tiempo su sombrero puesto!!! ¿Sería doloroso sacárselo?

Ya estaba desnuda, mirándose frente al espejo con su sombrero puesto y se sintió ridícula de repente. Respiró hondo y se lo quitó de una vez, de un tirón. Algo doloroso fue, sin duda, pero mucho menos de lo que se había imaginado. No corrió ni un hilo de sangre y de golpe empezó a sentirse más libre y liviana. Todo lo que contenía su cabeza empezó a fluir: recuerdos, conocimientos, ideas, alegrías y dolores. Pero no escapaban de ella, si no que la cubrían por entera. Se sentía como si de ella emanara luz, que cada rayo lumínico era como un tallo del cual surgían montones de aromáticas flores de hermosos y brillantes colores. Ahora le daba miedo entrar a la ducha y que todo aquello que la cubría desapareciera. Sin embargo debía bañarse y para su sorpresa todo se mantuvo igual, sólo que más limpio y brillante.

Si por ella hubiera sido, habría vuelto a salir al exterior completamente desnuda, para que todos la vieran así de luminosa y colorida, pero sabía que no podía hacerlo, así que se vistió y una vez más se sorprendió: la ropa traspasó todo aquello y quedó por debajo dejando a la intemperie su nuevo estado luminoso y florido. Cuando caminó nuevamente por la calle, empezó a sentir pena de todos los sombrerudos que la miraban raro.

Chiara no tiró su sombrero, la había acompañado demasiados años de su vida, siempre y no se imaginaba la vida sin él. Lo miraba de reojo y a veces tenía la tentación de volver a ponérselo. Se preguntaba cómo se sentiría ahora. No tenía miedo a perder su luminosidad, pero sí a que dejara de fluir todo lo nuevo que se generara en su cabeza y no poder volver a sacárselo nunca más. Empezó poco a poco a dejar de verlo como un viejo compañero hasta llegar a verlo como un verdadero enemigo. Empezó a gritarle, a culparlo de tantas cosas, a insultarlo. Lo miró primero con bronca y luego con tristeza hasta decidirse a enterrarlo en el rincón más oscuro de su placard.

Un día, Chiara hizo limpieza general en su casa y se reencontró con su viejo sombrero. Lo tomó en sus manos, fue al baño y sintió una enorme tentación de volver a ponérselo, como si eso la redimiera de todo lo que le había dicho al sombrero, dándole al tal entidad de ser vivo. Miró su propia imagen espantada, soltó el sombrero como si se tratara de una enorme y asquerosa cucaracha, fue corriendo a la cocina, tomó los fósforos y lo quemó. Nunca antes se había visto a si misma tan luminosa y fragante.

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© Todos los derechos reservados.-

20 de setiembre del 2012

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