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adolescente, amigas, amigos, aprendizaje, burjassot, charla, dibujo, España, exposición, fotografía, gente, Mont Juit, mujer, niña, niño, valencia
Lo sé, es cierto, dejé pasar varios días. Es que el cansancio me superó. Hoy me obligué a escribir, para que no se me acumule tanto y termine olvidando algo. Me gustaría poder retener cada vivencia metiéndola en una cajita, para que nada se pierda. Por lo pronto me llevo Madrid, Valencia, Barcelona, Lleida y Montblanc en mi tarjeta de la cámara. Son tantas fotos, tantos lindos recuerdos, tanta belleza la que hemos podido observar, que será difícil elegir qué fotos compartirles……
El 29 de febrero nos encontramos con una amiga de Bolsón, Río Negro, Argentina. Cuando la vimos por última vez era una adolescente. Ahora es toda una mujer. Nos invitó a almorzar a su casa, donde convive con otra mujer que también conocimos cuando apenas estaba saliendo de la niñez. La emoción y ciertos abrazos, no son fáciles de describir con palabras. La comida fue tan buena como la charla.
Después de comer, se ofreció a hacernos de guía y pasear con nosotros. Por supuesto que aceptamos, nos encanta esa manera de conocer, con la gente que vive en el lugar. Fuimos a caminar al Mont Juit. Es mucha subida, pero el cansancio y la agitación del esfuerzo valen la pena. El sitio es hermoso y ofrece unas vistas preciosas. Desde allí vimos la zona portuaria y parte de la ciudad. En parte de la subida, el puerto se visualiza a través de un bosque, sin palabras. Esta bella mujer, estaba preocupada porque pensaba que nos quedaría el cuerpo dolorido por varios días. No voy a negar que quedamos agotados y algo doloridos; pero al día siguiente anduvimos a las andadas (nunca mejor dicho).
Quisimos estar temprano en el hotel. No tanto por el cansancio, sino porque al día siguiente nuestro tren a Valencia salía temprano y había que preparar las valijas. Esta vez el viaje fue más llevadero, porque sacamos un pasaje que, aunque algo más caro, nos permitía viajar más cómodos. En el vagón había maletero y de esa manera nuestras valijas, por independientes que fueran, no podrían irse de paseo solas por ahí.
Llegamos a Valencia, nos acomodamos en la pensión y nos fuimos a Burjassot luego de almorzar. Nos quedamos todo lo que pudimos, nos encontramos con algunos lindos mensajes en el cuaderno y una sorpresa, uno era de una niña de 8 años. Otros me dejaron sus dibujos y yo me morí de amor. Lo lindo de estar presente, es la oportunidad que tengo de charlar y conocer gente. Ese día fue bastante corto, no hicimos mucho más. Entre la caminata del día anterior, el viaje y la exposición, estábamos bastante agotados.
Ayer caminamos mucho a la mañana. Conocimos una zona de la ciudad que no habíamos visto aún, preciosa. Más subidas y bajadas, idas y vueltas, pero fue un placer. Almorzamos temprano, queríamos estar antes en Burjassot, ya que no podríamos quedarnos mucho tiempo, puesto que había arreglado con una amiga que vive ahí que nos vendría a buscar en su auto para pasear juntos. Al paseo se sumo otra amiga suya, que vive en la ciudad de Valencia.
Para salir de Burjassot, hay que pasar por partes de la ciudad que no habíamos llegado a conocer y supimos que era más grande de lo que pensábamos. Se pasa enseguida a la ciudad de Valencia, sin darse una cuenta. Pasamos a buscar a la amiga antes mencionada y nos fuimos a conocer y tomar mate en la Marina de Valencia. Es preciosa, las playas son anchísimas y la compañía fue espectacular. La pasamos muy bien, vimos el atardecer y la amiga que nos acmpañó me contó otras cosas nuevas a las que ya me habían contado. Recomiendo pasear así, se aprende mucho y es muy enriquecedor.
Luego de tanta caminata ese día, ya no teníamos fuerza para mucho más y nos fuimos a dormir sabiendo que necesitaríamos levantarnos temprano. Decidimos usar la mañana para ir a la lavandería, sacar los pasajes para Madrid e ir a visitar una exposición de Picasso donde también hay obras de un periodo figurativo suyo que nos habían recomendado el día anterior.
Los planes no siempre salen como una quisiera. Después de bastante andar, llegamos al centro de exposiciones diez minutos antes de que cerraran. Algo decepcionados y, ya sabiendo el horario, decidimos ir más temprano mañana. Como había que llenar el tiempo, caminamos aún más. Decidimos pasar al hotel a descansar un poco. Me terminé el libro El Caso Lovental de nuestro amigo Fidel Vilanova que nos lo regaló cuando nos vimos en Madrid y que se los recomiendo. Engancha y no dan ganas de dejar de leerlo.
Estuvimos en la exposición desde las 17:00hs. Hablé con mucha gente y muchos la vieron. El plan era irnos a las 20:00hs., pero no pudimos cumplirlo. Seguían llegando personas y me puse a hablar con algunos de ellos. Me llené de ternura, cuando un nene chiquito llamó a su mamá varias veces para que viera una foto que había llamado su atención. Luego, otra niña un poco más grande y que me dejó unos hermosos dibujos en el cuaderno, me dijo que esa era la foto que más le había gustado. En cuanto hubo un hueco, nos escapamos, sino no nos íbamos más.
Mañana será el último día. Desmontaremos las fotos y nos iremos el sábado a Madrid. Voy a extrañar Burjassot y Valencia, pero me esperan nuevas vivencias que quiero experimentar y que estoy abierta a disfrutar a pleno como vengo haciendo hasta ahora. No sé si mañana estaré en condiciones de escribir, por las dudas, los saludo con un hasta pronto.
Valencia, España, 04/03/2016, 00:25hs.
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