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Nunca, jamás había seguido un reality show. Antes que nada por principio. Lo máximo a lo que había llegado es a ver el primer Gran Hermano que dieron en Argentina porque lo lanzaron como un gran experimento social basado en un libro muy interesante y llamó mi atención. Pero no duré mucho viéndolo, no llegué al final y si soy sincera, sería incapaz de nombrar a quienes participaron de ese programa y mucho menos qué fue de sus vidas. Pronto entreví que ese tipo de propuestas televisivas era más para darle ocupación a gente sin oficio ni beneficio y para alimentar el morbo de los mismos que disfrutan enterándose de lo que hacen a cada segundo sus artistas favoritos, con quienes formaron pareja y cosas así. No entiendo pero respeto los gustos de quienes sí se interesan por ese tipo de formatos. Es por ello, que cuando en la TVE anunciaron que comenzaría Operación Triunfo 2017, me planteé verlo sólo como un talent show. Y es que, la verdad sea dicha, ese tipo de programación sí la disfruto. Sobre todo me gusta ver cómo verdaderos artistas luchan por sus sueños. Aunque a veces se presenta cada uno… Pero no hay nada perfecto en la vida.
Operación Triunfo (OT) es un formato doble. Es decir, consta básicamente de dos partes: la del talent show y la del canal 24 hs. que en esta ocasión decidieron ofrecerlo gratis a través de You Tube. Sinceramente creí que esa segunda parte sería como otro Gran Hermano y no estaba dispuesta a seguirles el juego. Vi el primer programa en el que se presentaban jóvenes artistas y al que no sé por qué llamaron Gala 0. Y me sorprendí gratamente, cuando entre los 18 cantantes, apareció un muchacho de 20 años cantando Georgia on my Mind de Ray Charles y tocando el trombón en las partes en las que no le tocaba cantar. Un miembro del jurado, Joe Pérez-Orive, le dio el pase a seguir en el programa con una frase que terminó siendo histórica para los fans: «porque en tiempos de reggaeton tú tocas el trombón». Y reflejó con esa frase lo que muchos sentimos al oírlo. A partir de ahí, supe que me iba a traicionar, que Alfred García que así se llama el joven en cuestión no era un cantante cualquiera, que quería saber más de él, y me traicioné.
Contra mis propios principios largamente acuñados, comencé a ver el canal 24 hs de OT 2017. Otra vez me sorprendí. Sí, obviamente si lo emiten durante tanto tiempo, habrá muchas cosas que tienen que ver con cosas afines a cualquier reality show. Pero también tenía muchas cosas distintas. Veíamos a los artistas preparar sus temas, ensayar, las dificultades que a veces se les presentan a músicos y cantantes cuando tienen que interpretar canciones difíciles para ellos, y lo más interesante: los veíamos aprender y aprendíamos también. Porque en esta academia en la que los muchachos vivían, tenían clases y muchas de ellas muy interesantes: cultura musical, técnica vocal, interpretación, imagen y protocolo, periodismo… Las de baile no las incluyo, porque la verdad es que jamás intenté ninguno de los pasos, por lo cual sería hipócrita decir que aprendí algo con ellas. Y una perla que nos regaló precisamente Alfred García: conocimos el proceso de composición musical y de letra al que se enfrenta un músico completo.
Es que este joven talento, compone música y letra; toca además del trombón que ya mencioné, varios instrumentos tales como: el piano, la guitarra española, la guitarra eléctrica y la batería. Durante el programa, lo hemos visto proponer cambios a los temas que tenía que presentar en las galas y que fueron escuchados por el director musical, Manu Guix (también músico, compositor y cantante) y tocar durante las galas: el piano, la guitarra eléctrica, el teclado y el trombón, además de interpretar distintos estilos: desde una canción de verano hasta un tema de Michael Jackson, pasando por muchos otros bastante variados. También hemos sido testigos de su inteligencia, al darse cuenta que estando en un programa con gran exposición mediática, podía aprovechar para dar visibilidad a distintas causas sociales que defiende y que ya defendía bastante antes de entrar al programa.
La verdad sea dicha, y por mis palabras anteriores creo que quedan claras, conocerlo me ha hecho admirarlo. Pero también sorprenderme con la reacción de mucha gente, sobre todo en Twitter, que parece que si no odia, no es feliz. Además de haber quedado finalista del programa, Alfred fue escogido por el público para representar a España junto a Amaia Romero (una músico muy completa también) en Eurovisión con el tema Tu Canción compuesto especialmente para ellos por Raúl Gómez. El problema empieza, a mi entender, cuando la política se fanatiza y se entremezcla en temas donde la gente debería limitarse a disfrutar. Imperdonable para muchos que un catalán en el momento que está viviendo España, represente a éste país en un festival de música europeo. Así que había que buscarle la quinta pata al gato o, como dicen los españoles: tres pies al gato. Y como a simple vista no había argumentos aceptables, había que hurgar en su pasado, a ver si se encontraba algo, y como el que busca encuentra, algo hallaron. Se trata de una foto subida a su Instagram personal en el año 2014 (una única foto, cabe aclarar), en la que se veían unas banderas independentistas. Estas estaban en el marco de una fiesta catalana: la Diada y seguramente no serían las únicas que habrían allí. Para tratar de redondear el tema, hablaron de un himno catalán que junto a una coterránea del concurso entonó en el contexto de un rato de esparcimiento dentro de la academia en la que varios participantes cantaron canciones de su tierra. Poco valió que ignorante de lo que se hablaba fuera (estaban aislados) haya interpretado también dentro de la misma, el himno español.
Así que, creo que es la primera vez que le encuentro un enfoque positivo a una traición. Pues gracias a ella descubrí a jóvenes talentos que espero que nos dejen disfrutar muchos años de su arte y pude visibilizar con más claridad algo que ya todos sabemos pero que gracias a las redes sociales en este último tiempo se hace cada vez más patente: la necesidad del ser humano de destruir a quienes aportan a su sociedad. La envidia y el sentimiento de fracaso junto al fanatismo llevado a su más extrema posibilidad son capaces hasta de querer arruinarle la carrera a un joven que recién empieza.
Quiero terminar mi nota con esperanza y buenos deseos. En primer lugar, espero que España termine bien posicionada en el festival porque llevan dos grandes artistas y músicos además de una hermosa canción. Segundo, la esperanza de que ningún «odiador» tenga la capacidad de evitar que sigan triunfando en sus carreras. Y para culminar, un mensaje: lleva el mismo tiempo y esfuerzo amar que odiar, pero el amor es capaz de construir y es mucho más hermoso.
-Foto oficial del programa OT 2017 tomada de Google Imégenes-