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alarma, culpable, guerra, Hamás, Israel, misiles, terrorismo, terroristas
Me declaro culpable de enojarme cuando veo que las almas caritativas del mundo se acuerdan de lo que sufren los palestinos sólo cuando Israel se defiende, pero no les importa nada de la miseria a la que sus gobernantes los someten durante todo el año.
Me declaro culpable de sentirme airada cada vez que leo que la gente se acuerda del conflicto en Medio Oriente cuando Israel se defiende, pero el resto del año, cuando Israel recibe misiles sin reaccionar, nadie levanta la voz.
Me declaro culpable de no ser cómplice del silencio del mundo cuando juntos con otros israelíes venimos denunciando desde hace años la utilización de niños palestinos como escudos humanos y de la educación en el odio al que los someten bajo la desidia del maravilloso mundo occidental.
Me declaro culpable de sentirme orgullosa de pertenecer a un país en el que no sólo se protege a sus ciudadanos sin importarle religión, color, postura política o nacionalidad sino que además avisa a su enemigo dónde y cuándo va a atacar para tratar de proteger lo más posible a la población civil.
Me declaro culpable de sentirme orgullosa también de la solidaridad del pueblo israelí, que no sólo es capaz de recibir en su domicilio a desconocidos para que estén más seguros en tiempos de guerra, si no que envían alimentos, medicinas y materiales de construcción a los ciudadanos del territorio desde el cual nos disparan misiles.
Me declaro culpable de sentirme feliz de ser parte de un país que ama la paz y la vida y que siempre está dispuesto a buscar acuerdos de paz, aunque del otro lado sólo oíga eco.
Me declaro culpable de sentirme angustiada cuando la alarma suena y no estamos todos juntos en casa.
Me declaro culpable de dolerme cuando hay víctimas israelíes o palestinas, pero de no condolerme cuando la víctima es un terrorista.
Me declaro culpable de bombardearlos con mis notas, como una manera más de colaborar con la información y de descargar toda la tensión acumulada.
Me declaro culpable de amar cada vez más a esta tierra y a Elohim que desvía los misiles que la cúpula de hierro no llega a interceptar para evitar que tengamos víctimas.
Y sobre todo, me declaro culpable, de no saber cómo agradecer tantas muestras de afecto, apoyo y amor recibidos estos días.
GRACIAS, GRACIAS A TODOS.
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15 de julio de 2014