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amor, Argentina, Caín, Catalunya, España, español, familia, hermanos, historia, independencia, independentismo, legal, ley, pertenencia, provincia, raíz, respeto, sentido de pertenencia
Tengo muchos amigos españoles y en el año 2012, descubrí que también tengo una mínima parte de mi familia de ascendencia española. Será quizá por ello que me importa tanto lo que le pasa a España. Tengo la costumbre de no quedarme con una sola campana. Para enterarme de la realidad de otros países, no me basta con los medios informativos (si acaso como disparador, como base para empezar a buscar más información). Prefiero leer y escuchar a quienes viven allí, sean de la ideología que sean y trato de formarme mi propia opinión luego de prestar atención a cada postura. Hoy pensaba en el tema del independentismo en Catalunya y ello me llevó a ir más allá en mis reflexiones. Pensaba que si bien ahora está en el candelero el tema catalán, la verdad es que también hay otros pueblos de España que también quieren ser independientes.
En mi país de origen, Argentina, ninguna provincia por ahora exigió la independencia, pero sospecho que no por falta de ganas. Si se habla con gente de distintas provincias, verán que hay muchas personas en algunas de ellas que no se sienten argentinas, no se identifican con el país. Como para muchos españoles (por lo que he podido oír y leer) Madrid y España son sinónimos, otro tanto pasa con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Argentina. Supongo que lo mismo pasará en otros lares. Entonces, quizá, sea hora de reflexionar sobre este punto. Será cuestión de ahondar en este tema y buscar una solución antes de que las cosas lleguen tan lejos que se proponga la desunión de un país.
El sentido de pertenencia no es innato, no es heredado, se genera. Es algo que se trabaja desde la familia en primera instancia y luego a nivel social con los pares, con el equipo de fútbol, con una ideología… Se empieza a generar desde el amor y se continúa con la identificación. Eso a un nivel primario, pero cuando hablamos de un país, hay otras cosas a tener en cuenta. Si una provincia se ve a si misma desprotegida, por ejemplo, abandonada o no tenida en cuenta y ve que la mayor parte de la atención se centra en la capital del país, se generará algo parecido a la competencia entre hermanos primero. Si no se percata nadie de ello, si nadie lo frena, crecerá hasta un nivel que podríamos llamar cainiano, donde el que se siente menospreciado (tenga o no razón) estará dispuesto a incluso matar a su hermano para ganar preponderancia.
Por lo que tengo entendido, los independentistas catalanes hace muchos años que vienen reclamando lo mismo. Nadie atendió a ese reclamo, nadie buscó la verdadera raíz, porque si lo hubieran hecho, lo podrían haber detenido. Pero no pasó y el tema fue creciendo de tal modo que fueron ganando cada vez más adeptos y llegó un punto en que ya fue casi imparable. Escuchaba a los políticos contrarios al independentismo echarles la culpa a los propios independentistas de haber llegado a tener que aplicar el artículo 155 de la Constitución Nacional. Y tienen razón cuando dicen que es legal, es cierto, indudablemente cierto. Pero también es verdad que si bien los independentistas son responsables por haberse saltado la ley, el gobierno español no es menos responsable por haber permitido que las cosas lleguen hasta ese punto, nada pasa porque sí.
Anoche conversaba con una argentina que vive en Lleida (Catalunya). Ella es independentista. Tengo también una amiga que vive en su misma ciudad desde hace muchos años, también argentina de origen, que vivió muchos años en Israel y que está en contra de la independencia de Catalunya. Es interesante este tema, porque siendo que ninguna de las dos nació allá, una logró la identificación sólo con la región en la que está subscrita su ciudad y la otra también con el país. Qué lleva a que dos extranjeras se adapten a su zona nueva de manera tan distinta. Quizá allí también hay otro hilo del que tirar para tratar de buscar la solución a lo que, sin duda alguna, España vive como un gran problema.
En todo esto hay otras cosas que llaman mi atención, pero ya es adentrarse en el tema independentista directamente. Por ejemplo: la persona con la que comenté que estuve conversando ayer a la noche, me decía entre otras cosas, que la juez que lleva el caso es afiliada al PP. Si eso es cierto me parece gravísimo, porque podría estar hablando de que la justicia no está tan independizada del gobierno como lo venían proclamando. Quizá habría que pasarle la causa a otro juez que no tuviera filiación política alguna… U otra solución que desconozco. También argüía que no quedaba más remedio que saltarse la ley para cumplir con su propósito independentista, ya que los miembros del PS venían prometiendo desde el 2012 que propondrían cambiar la Constitución en el Congreso y nunca cumplieron. Y ese razonamiento me hizo mucho ruido. Porque si es válido para un gobierno saltarse la ley con la justificación de un propósito, nadie podrá detener nunca más a un delincuente en Catalunya (y en España quizá tampoco) porque sienta precedente. Si es válido para quien gobierna infringir la ley, es válido para todos.
Creo que en un conflicto como este, es injusto decidir quién es culpable (de saltarse la ley sí hay claramente responsables, no me refiero a ello). Entiendo que vale la pena profundizar en las raíces reales, que van más allá de la historia (busqué en Internet al respecto y los historiadores tampoco se ponen de acuerdo), está relacionado con lo que hablaba al principio: el sentido de pertenencia.
Amo a mis amigos españoles, sean o no catalanes, independentistas o no. Por eso deseo profundamente que se solucione este problema, que no se haga más profundo, que puedan resolverlo desde la raíz y que todo sea haga con paz, entendimiento, amor y respeto mutuo. Tuve el enorme placer de viajar a esa hermosa tierra en dos ocasiones (incluyendo parte de Catalunya) y espero poder hacerlo una tercera vez muy pronto (si Elohim quiere) y encontrar a la gente más relajada, con la calidez que caracteriza a todo el pueblo español.
-Lleida, Catalunya, España. Año 2016-
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