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«Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, más conocida como sor Juana Inés de la Cruz (San Miguel Nepantla, 12 de noviembre de 1651 – México, 17 de abril de 1695) fue una religiosa de la Orden de San Jerónimo y escritora novohispana, exponente del Siglo de Oro de la literatura en español. Cultivó la lírica, el auto sacramental y el teatro, así como la prosa. » Wikipedia.
Una de sus obras más famosas, es Coplillas. Allí, con mucha valentía, fervor y acierto (según mi punto de vista, y presten atención a la época en las que fueron escritas), acusa a los hombres por su juicio y trato a las mujeres. Entre sus versos, casi sobre el final dice: «¿Y cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga/ la que peca por la paga/o el que paga por pecar?». Fíjense el año en el que fue escrito. Ya por entonces la sociedad confundía responsabilidades, era hipócrita e injusta. Lo duro de esto, es que nada cambió. Tenemos más tecnología, pero no más sabiduría ni claridad.
Entre las confusiones graves que siempre existieron, está la de los roles, responsabilidades, lugar y tiempo de la educación escolar y de la casa de los chicos. Los límites no son claros, son difusos y muchas veces se intersecan. Esto lleva a que muchos padres crean que la escuela es responsable de sus hijos y que en la escuela crean que pueden y deben invadir espacios del hogar.
Hace un par de días, vi una noticia en el informativo español que se relaciona con este tema. Allí contaban que en una de sus provincias habían decidido distribuir diferente los días feriados. La cantidad sería la misma, pero los chicos tendrían una semana de vacaciones por cada dos meses de clases. Habrá quien no esté de acuerdo y, aunque a mí me parece una propuesta interesante que vale la pena probar, no desglosaré ahora esa opinión, para no irme por las ramas. En la nota aclaraban que los chicos tendrían la opción esos días de actividades recreativas, para los casos en que los padres que trabajan, no supieran cómo resolver el problema. Sin embargo, parece que no todos los padres estaban enterados de esa opción o quizá no les gustaba. El tema es que algunos de ellos fueron consultados sobre este asunto y, para mi asombro, una madre respondió: «¿Pero qué se creen, que yo debo hacerme responsable de mis niños?».
Aunque esa madre lo verbalizó de una manera brutal, la verdad es que muchos padres consideran que la escuela es un depósito de niños, donde van a dejar a sus hijos y olvidarse de ellos por unas horas. Mi hijo está en el colegio, ellos son responsables de mi hijo mientras esté allí y yo me olvido hasta la hora de salida. Y si me retraso en ir a buscarlo, que aguanten hasta que yo llegue, mientras está en la escuela, ellos son responsables de él. Pues a quienes piensan así, les tengo una mala noticia: aunque sus hijos no estén con ustedes, ustedes siguen siendo responsables de ellos. Por supuesto, durante el horario escolar, la responsabilidad es compartida. No sólo se trata de impartirles materias, también deben velar por la seguridad de los chicos. Pero eso no la libera a usted 100%.
Creo que el hecho de que la escuela extienda sus límites fuera de la institución, no ayuda a aclarar funciones y responsabilidades. Así como a ninguna madre se le ocurriría exigirle a la maestra que le de la cena a su hijo, no me parece lógico ni adecuado que se exija a los padres que vigilen que sus hijos hagan tarea escolar o que les manden tarea que los padres obligatoriamente deberán realizar con ellos. El trabajo escolar debe quedar dentro del ámbito escolar. Tareas, estudio, investigación. Cuando el niño vuelve a su casa, es tiempo para otras cosas: descansar, recrearse, compartir tiempo con su familia, jugar con los amigos, hacer deporte, tocar un instrumento, y cualquier otra cosa que los chicos tengan interés de hacer. No estoy de acuerdo con las tareas escolares, como habrán visto, y lo digo siendo docente (aunque actualmente no ejerzo).
Dice el Eclesiastés, que fue escrito por el sabio Rey de Israel, Salomón, que cada cosa tiene su tiempo bajo el sol, y da algunos ejemplos. Pasa por abrazar y abstenerse de abrazar, por tiempo de guerra y de paz, por tiempo para reír y para llorar. En ese tiempo la educación no era como en la actualidad, sino habría dicho probablemente también: tiempo para estudiar y tiempo para rascarse el ombligo.
Recuerdo cuando la alumna era yo, maestros y profesores decían que estudiar y hacer tarea era lo único que teníamos que hacer. Me enojaba mucho cuando escuchaba eso, me parecía injusto. Además de las tareas escolares y estudiar para los exámenes, yo amaba patinar, leer, escribir, ir al teatro, jugar con mis vecinas…
Así como pienso que la escuela debe ser responsable del área de aprendizaje de contenidos y de la manera en que los chicos los adquieran, creo que la escuela debe aprender a respetar el área y los tiempos familiares y personales de los alumnos. También los padres deben entender que sus chicos no van a la escuela a tener algo que hacer y que estén cuidados mientras trabajan. Deben comprender que ellos decidieron tener a sus hijos, ni la directora ni su maestra les pidieron que los tengan.
Lo siguiente es más una expresión de deseo, que la convicción de que pudiera pasar. Pero creo que si empezamos por aprender los límites y responsabilidades de la escuela y los padres, si logramos que sean claros y comprensibles, será una buena punta para que en otros temas no menos importantes podamos hacer lo mismo. Es como un efecto dominó, empezamos por algo que ya está puesto a la vista desde hace tiempo, y seguimos por otras cosas, yendo cada vez a mayor. Quizá así pudiéramos lograr (sería maravilloso) que ya no se secuestren jovencitas para trabajar en prostíbulos, ni haya más violencia de género, ni niños mandados a la guerra o a trabajar en minas…
Como en estos temas, en muchos otros, me pregunto a veces y le presto la pregunta para que usted, querido lector, también se la haga: ¿qué aporto yo para mejorar la sociedad en la que vivo?
«Cuando el niño vuelve a su casa, es tiempo para otras cosas: descansar, recrearse, compartir tiempo con su familia, jugar con los amigos, hacer deporte, tocar un instrumento, y cualquier otra cosa que los chicos tengan interés de hacer. » © Todos los derechos reservados.-