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dignidad

Del lat.dignĭtas, -ātis.

1. f.Cualidad de digno.

          Esta definición, nos deja como estábamos, busquemos entonces qué es digno:

 

digno, na

Del lat.dignus.

1. adj.Merecedor de algo.

2. adj.Correspondiente, proporcionado al mérito y condición de alguien o algo.

3. adj.Que tiene dignidad o se comporta con ella.

4. adj.Propio de la persona digna.

5. adj.Dicho de una cosa: Que puede aceptarse o usarse sin desdoro. Salario digno. Vivienda digna.

6. adj.De calidad aceptable. Una novela muy digna.

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     Y para terminar de aclarar, veamos cómo define la RAE desdoro:

De desdorar.

1. m.Menoscabo en la reputación o el prestigio.

2. m.Cosa que causa desdoro.

     Habiendo aclarado conceptos, ya puedo empezar a desarrollar mi punto de vista. En lo que nos atañe al inmigrante ¿qué sería dignidad? Pues depende desde qué punto de vista lo miremos. Si nos referimos a derechos del inmigrante, tendrá que ver con la acepción 5. Pero para tener ese derecho, entiendo yo, hay que tener una conducta que lo amerite, es decir, ser capaz de comportarse con dignidad. Y ahí ya incluimos las definiciones de la 1 a la 3. 

     La conducta digna no se limita a reclamar lo que considera que debe recibir, sino que es una forma de manejarse en la vida en la que se muestra o intenta una persona mostrarse como ejemplo a su comunidad. Una persona que se conduce dignamente es una persona honrada, con valores morales que respeta y obra en consecuencia. 

     Los inmigrantes que llegamos a Israel entre los años 2001 y 2003 recibimos muchas ayudas y beneficios. Algunos ya existían antes para todos los inmigrantes, otros lo recibimos extra por la situación de crisis de Argentina a la que habíamos escapado. Entre esos beneficios, teníamos un dinero que se nos depositaba mensualmente en nuestra cuenta para vivir y que no tuviéramos que trabajar mientras nos dedicábamos a aprender el idioma hebreo (lo cual también nos era pagado por el estado). Hubo un mes (y no recuerdo si no fueron dos) que no se nos pagó un centavo por causa de una huelga. Se nos hizo muy difícil vivir esos días. Sin embargo, a ninguno de los inmigrantes afectados se nos ocurrió salir a reclamar cortando rutas, quemando, rompiendo ni exigiendo nada.

     En Buenos Aires hay inmigrantes que han recibido ayudas estatales, incluso algunos que siendo ilegales nadie los ha perseguido ni deportado. Pese a todo, tratando de ayudarlos y para que puedan vivir con dignidad sin afectar negativamente la vida del resto de la sociedad, se les ha ofrecido una ayuda por parte del gobierno. Cursos de capacitación y un lugar donde poder vender su mercadería que hasta el momento vendían sobre mantas en la calle. Algunos aceptaron, otros optaron por reclamar causando daños a la ciudad que todos sus habitantes deberán pagar. 

     Tanto los inmigrantes de Argentina como los que estamos en Israel habiendo venido en los años que comenté más arriba, entiendo que lo que buscábamos era una mejor vida que no teníamos en nuestros países de origen. Buscamos salir adelante y un futuro para nuestros hijos. Cuando vivía en Argentina, jamás se me ocurrió reclamar lo que como ciudadana me correspondía quemando llantas, cortando calles y rutas. Supongo que esos inmigrantes que lo hacen en Argentina, tampoco reclamaron de esa manera en sus países de origen ¿Por qué entonces hacerlo así en un país que te abrió las puertas, te ofrece la ayuda que no te dio tu propia patria ni ese mismo país se la dio a sus propios ciudadanos allí nacidos?

     Cuando reclamamos un trato digno, debemos estar seguros de estar comportándonos con la dignidad que merece nuestra queja. Y tenemos que ser consecuentes con nuestros actos. Si cambiamos nuestra conducta respecto a cuando vivíamos en nuestro país de nacimiento, debe ser para mejorar, no para volvernos igual que bestias salvajes.

     Como inmigrante que soy, se imaginan, de ninguna manera se trata de xenofobia. Todos tenemos derecho a querer mejorar nuestra calidad de vida en nuevos horizontes. Pero eso no significa que por miedo a ser tratados de xenófobos, permitamos conductas inapropiadas y delictivas. Ni de parte de los oriundos del lugar, ni de los extranjeros. Tampoco se trata de coartar la libertad de expresión. Pero hay maneras y maneras de expresarse y no podemos utilizar la bandera de la libertad para hacer daño y tratar de evitar las consecuencias que eso conlleva.

     Por supuesto que los inmigrantes tenemos derecho a una vida y un salario dignos, tanto derecho como el que tienen los nacidos en el país que nos alojó. La dignidad no puede ser nunca derecho de un sólo grupo; la responsabilidad de merecerla, tampoco.

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